El Italiano de Roseanne había mejorado... Nada, cada día entendía menos, dos semanas llevaba con las clases en línea, ya estaba perdiendo la esperanza de que Jennie saliera con ella, ya que últimamente la anterior nombrada se la pasaba mucho con Kim Jongin, un chico mayor.
¿Y saben que es lo peor?
Él sí sabe italiano.
De lejos veía como la menor se reía de los chistes del chico tatuado. ¡Aún ni salía del instituto y ya tenía todo el brazo tatuado! En definitiva era una mala influencia para Kim.
Tomo sus cosas y se fue a la biblioteca, a estudiar matemáticas.
Luego de unos minutos mirando todos esos números, alguien se sentó frente a ella, era Jennie, le dedicó una sonrisa y luego cerró su libro dispuesta a irse.
―¿Ya no quieres salir conmigo? ―le pregunto Kim.
―Claro que quiero salir contigo, pero no aprenderé nunca italiano, así que mejor ve con Jongin, a él si se le da bien ―respondió levantándose.
―Mi piaci, Roseanne¹ ―habló Jennie con un leve sonrojo.
―¿Qué?
La menor no le respondió otra vez, solo se levantó y se fue, mientras que ella, sacó su celular y fue al traductor para saber que había dicho Kim, pero no sabía cómo se escribía y su pronunciación no era para nada buena como para buscar la palabra por el micrófono.
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