Degustación de dos mundos

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Finalmente, solo Vitris y yo. Fui hacia él nuevamente, cuando comencé a preguntarme si era legal o no tener a un jovencito de su supuesta edad trabajando

—Oye Vitris, ¿ya almorzaste? —le pregunté.

—Aún no, primero tengo que terminar de limpiar esta pila de libros. Vaya usted por mientras, se puede volver a desmallar si no come lo suficiente —respondió.

—¿Y por qué me estás tratando de esa manera tan poco cercana? —pregunté—, sabes, no tendré "alma de brujo" ni soy un ser mágico como tú, pero si tengo una muy buena percepción sobre lo que podría estar pasando por la mente de otras personas, así que mejor dime, ¿me estás evitando? Ya habíamos superado la etapa del dirigirse a mí de esa forma tan formal ¿qué pasa?

—Es difícil de explicar.

—¿Realmente lo es? ¿o solo tienes miedo de mi reacción? No temas Vitris, yo sé qué tipo de persona es Keyban, sé que la mayor parte del tiempo es casi un tirano.

—¿Keyban? Keyban es como un niño pequeño, podría lastimarse a él mismo, pero no es capaz de lastimar a otros —dijo él.

—¿Por qué dices eso? —pregunté tras el comentario que me descolocó un poco.

—Creo que puedo terminar esto más tarde, vamos a comer.

Asentí con la cabeza y lo seguí en todo momento. Fuimos a una tienda de comida rápida que estaba a unos cuantos locales comerciales de la biblioteca, desde el que se podía sentir a distancia el buen aroma de la comida.

Entramos al lugar, y sin esperar mucho una mujer de estatura baja se nos acercó con un aparato electrónico, el cual dejó en nuestra mesa. Vitris me explicó que las personas para tomar el pedido solo debían ingresar en él y seleccionar los platos que íbamos a pedir, y que no tardarían mucho. No tenía idea qué nombre tenían las comidas en ese lugar, así que le pedí a Vitris que por favor pidiera algo por mí.

—Bien, para mí una sopa de avellanas y leguminas, y para ti un bublulao y cocta legumina —dijo él a la vez que seleccionaba en el aparato.

—¿Podrías decirlo en un idioma más familiar para que pueda entender? —le pregunté.

—Claro, para mí sopa de avellanas con verduras, y para ti carne de res con verduras cocidas —explicó.

—Me parece bien, no soy regodiona con la comida.

—¿Regodiona?

—¿No conoces esa palabra? Bueno, no estoy segura si la palabra existe, pero la usamos de dónde vengo para expresar que una persona es selectiva con lo que come.

—Ya veo, nunca la había escuchado, ni leído, y créeme que leo mucho —rio.

La confianza entre los dos parecía estar resucitando, por lo que creí que era el momento adecuado para intentar averiguar cómo estaban las cosas entre él y Keyban.

—La verdad le he dado muchas vueltas en mi cabeza a lo que dijiste antes de venir a la tienda, y, perdóname si saco el tema de conversación de la nada, pero por qué dices que Keyban es una buena persona si siempre te trata mal.

—Él no me trata mal —lo defendió.

—No puedes decir eso frente a mí tan descaradamente si lo vi todo. El otro día en la tienda de lencería él dijo algo sobre comerse un Gunny, y desde ese momento tomaste distancia hacia mí —me quejé.

—Hay cosas que no te puedo decir, aunque quiera. Pero... pero él no es una mala persona, te lo puedo jurar hasta por mi vida.

—Entonces al menos dime por qué tu actitud cambió tan radicalmente.

Desertores del GehennaOnde histórias criam vida. Descubra agora