X

259 45 2
                                    

“Anoche te soñé y fue como si hubieras estado a mi lado, amanecí con deseos de estar contigo.

Un beso.

Armando”.




““Te estoy sintiendo tan distante, tan extraña, aún no puedo creer que haya sido tan indiferente para ti el que hubiéramos perdido nuestra noche, cuando para mí fue perder otro instante maravilloso. Te deseo, mi cuerpo te extraña, y no voy a soportar hasta la otra semana para recuperar la noche que perdimos.

Un beso.

Armando.”




“No sé que habré hecho para merecerme tu indiferencia, pero tu indiferencia me causa insomnio, me causa angustia.

No sé en qué habré fallado… 

en donde puede estar el punto débil de mi amor por ti,

pero lo que más me sorprende y me duele es que no tengas compasión por alguien que sólo piensa y vive por ti.

Armando”.


“Fue una noche muy bella, como hacía tiempo no la vivíamos; volver a sentir tus besos, recorrer tu cuerpo, volverte a desear me regresó de nuevo a la tierra, me rescato de la angustia en que me había sumergido.

No se porque huiste de mi lado pero me siento feliz de haber amanecido aún con las huellas de tu labios... en mi boca”.

Armando”


“Todas estas desavenencias entre los dos, todos estos malos entendidos, todo esto que he padecido a lo largo de estas noches, sufriendo sus desplantes, su frialdad, sus besos extraños, viéndola con él, me han confirmado algo… estoy más seguro que nunca de la decisión de cancelar mi matrimonio.

Necesito estar a su lado, Betty, no soporto la ausencia su ausencia, la ausencia de sus besos, de su cuerpo.

La vida me ha puesto una prueba muy dura; a pocos meses de casarme con la mujer que yo siempre creí, era la mujer de mi vida… aparece la verdadera, la mujer que me cambió y con la cual anhelo estar: todo momento, es una prueba que me puso el destino, pero me la puso a tiempo… antes de caer en el desastre.

Te ama.

Armando Mendoza”.

-¿Escribiste todo eso?- dijo con dificultad en aquella cama de hospital ya que de nuevo volvio a escapar de casa y un idiota la atropelló así que estába concetada a un aparato para que pudiera respirar pero se veía cansada no era la Betty de la que me enamoré 

-Si, todo lo escribi yo, en ese momento estaba tan desesperado por estar contigo- 

-¿Todavía te gusta estar contigo?- 

-Solo contigo mi niña- 

-Señor Mendoza ¿Puedo hablar un momento con usted?- dijo el doctor entrando en la habitación, salí con él hacia el pasillo y me dijo

-Señor Mendoza, la contusión que se hizo su esposa fue muy fuerte no sabemos como sigue si quiera hablando, pero encontramos otra cosa que nos tiene un poco más preocupados, me enseñó una tomografía, mire su esposa tiene un tumor en el cerebro de gran tamaño, por lo cual tendremos que intervenir lo más pronto posible pero necesitamos que usted firme esto, que es un documento en el que usted está de acuerdo que su esposa sea intervenida, teniendo en cuenta las consecuencias que se nos muestran aquí- yo firme sin ni siquiera pensar, quería estar más tiempo con ella- Vamos a intervenir de inmediato- regresé con ella a la habitación 

-Armando- 

-Hola cariño-

-Armando tenía mucho miedo de que no regresaras- dijo ella con la voz entrecortada y con dificultades para hablar 

-Siempre voy a regresar a tí- 

-¿Qué crees que pasará cuando ya no pueda recordar nada? ¿Qué harás?- 

-Estaré aquí, jamás te dejaré- ella alzó su mano y empezó a acariciar mi rostro

-Necesito preguntarte algo- 

-Dime mi amor- 

-¿Nuestro amor puede obrar milagros?- 

-Si lo creo, por eso siempre estás a mi lado, siempre regresas a mi- me acerque para darle un beso en la frente 

-Te amo- 

-Yo también te amo- 

CARTAS DE UNA PASIÓN OLVIDADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora