El corazón roto de Roselle no puede seguirle la marcha a Themis, pero ella no tiene que ser Themis en esta historia.
💫 Los personajes utilizados en este libro no me pertenecen, a excepción del personaje femenino en curso. Tears of Themis pertenece...
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|EQUIVOCADO|
—Y-yo iré tras ella. Está bien, yo me encargo. —Con la mirada en la puerta, el joven Pearce fue el primero en ofrecerse, o más bien, entender los sentimientos que provocaron aquella huida de su mejor amiga.
Roselle estuvo a punto de levantarse de la cama y seguir a la abogada en ese segundo, de no ser porque el otro corrió fuera y dejó a todos estupefactos, a excepción del psiquiatra, que miró en su dirección justo cuando ella lo hacia. ¿Y ahora que piensas hacer? Fue la pregunta que encontró en su mirada y su media sonrisa, adivinando exactamente los planes que este tenía para ella, y como consecuencia, se quitó las mantas de encima con rapidez.
—No, Roselle, tranquila, Luke verá que todo esté bien con Themis, él la conoce mejor que todos nosotros. —Marius le detuvo cuando la encontró intentando levantarse. Su mirada reflejaba que al igual que ella, también deseaba ir, pero su azonamiento no le dejaba.
—Me siento bien, por favor, déjenme ir. Prometo tener cuidado —pidió al muchacho al tomarlo de las manos, luego miró a todos como en una súplica, así que al de los orbes púrpuras no le quedó más opción que ayudarle a ponerse de pie.
Artem observó atento los movimientos de la dama, que con esfuerzo colocó uno de sus descalzos pies sobre el suelo; luego fue dejada en la puerta con apoyo del más joven del grupo y terminó por salir de la habitación con la mirada fija fuera.
—Esto está mal —fue lo último que susurro el abogado con la vista en el suelo y siendo observado atentamente por Vyn.
La señorita Wright caminó con las manos sobre la pared todo el tiempo, buscando a aquellos dos que supuso, no estarían lejos, y no sé equivocó. La villa era enorme, por lo que salir de ella tomaba tiempo, sobre todo encontrar la puerta, y Themis no conocía el lugar mas que ella, así que la encontró al doblar en un pasillo.
—No puedo, creí que podía hacerlo, pero no puedo. Estoy cansada de esto... —se escuchó la queja en medio del silencio, acompañado por unos sollozos.
Roselle enseguida se escondió al notar que ellos no la habían visto, quedándose solo al escuchar. Los amigos de infancia estaban abrazados, o más bien, Luke estaba tratando de mantener a la castaña sobre sus pies.
—Debo estar feliz por él, por saber que por fin encontró a una mujer buena que lo querrá como nadie... Y aún así, no puedo dejar de sentirme enojada, vacía y terriblemente celosa cuando tuve la culpa por no mostrarle mis sentimientos —murmuraba, dejando notar el coraje que sentía, además de la tristeza evidente.
