cap_26

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─ ¿Por qué mierda estás aquí? ─ preguntó mirando a la rubia que se encontraba en frente de el.

─ estoy bien, gracias por preguntar. ─ respondió, acomodándose sus gafas.

─ responde la pregunta, Toga. ─ gruñó, mirándola directamente.

─ bueno, bueno, no tienes porque ponerte agresivo hermanito.. ─ murmuró, acomodando sus bolsos que se veían bastante llenos. ─ solo vine para visitar a mí bella familia, hace cuanto tiempo que no los veo y de verdad los extraño.. ─ contestó con una suave voz, posando una mano en su pecho, mostrando sus "colmillos" en una sonrisa.

─ claro.. ¿Crees que no te conozco? ─ formuló con leve molestia en su voz mientras caminaba hacia la cocina, en busca de agua. ─ sé que vienes a tratar de desederarme.

─ no mereces tener todo esto, eres un estúpido egoísta y un marica. ─ la rubia soltó con furia, haciendo que la expresión pacífica que traía desde un comienzo ni bien pisó la gran casa caiga, mostrándose en un rostro arrugado de molestia.

El de ojos rojos la miró con el mismo sentimiento.  ─ tu no te quedas atrás, lunática de mierda, a mí no me mandaron a un lugar de locos como a ti. ─ le hizo la contra, logrando que aquel ser que se hacía llamar su hermana abra levemente los ojos.

Antes de que se ambos se moleen a golpes ahí mismo en plena noche, una figura apreció.

─ perdón la interrupción.. ─ Se asomó por la oscuridad uno de los sirvientes que estaban en su turno nocturno ─ les recomiendo amablemente que dejen su discusión para la mañana, ahora mismo la señora Bakugo está durmiendo, por lo que pienso que no les gustaría despertarla.. ─ dijo en un pacífico tono de voz. ─ por cierto, bienvenida, y buenas noches señorita Bakugo ¿Desea que le ayudemos con su equipaje?

─ si, gracias amable dama. ─ respondió, cambiando enseguida su semblante a uno calmado y alegre. ─ pero es mejor hacerlo en la mañana, haremos mucho ruido.

El rubio al notar que no tenía nada más que hacer allí, suspiro, poniendo sus manos en sus bolsillos mientras subía a su habitación, realmente no quería ver a esa mujer.

─ ¿No vas a darme un lugar para dormir? ─ escuchó con cansancio su voz.

─ dale una habitación cualquiera, menos la mía. ─ ordenó, mirando a la sirvienta, para después volver a caminar.

El silencio reinaba entre aquel grupo de amigos, los cuales estaban allí porque Yuu los había citado, hasta que el pelinegro decidió romper el hielo

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El silencio reinaba entre aquel grupo de amigos, los cuales estaban allí porque Yuu los había citado, hasta que el pelinegro decidió romper el hielo.


─ bien ¿Para que nos llamaste? ─

─ vamos.. ¿Tiene que haber un por qué? Siempre nos reunimos para pasarla juntos. ─ responde la chica con una aura nerviosa, jugando con sus manos.

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