•12• Venganza (parte 3)

762 108 63
                                    

– ¿Una sorpresa? –repite–

– Si. –reafirmo. Su mano suelta la mía, la que tocaba su bulto, pero en vez de reposarla enrosca su brazo, ahora libre, en toda mi cintura. Impidiéndome escapar de alguna manera. También suelta mi mandíbula, pero con su mismo dedo índice inclina mi barbilla, tal vez pidiéndome que le explicara– Solo tienes que quedarte tranquilo en la silla hasta que termine nuestra clase, sin tocarme ni hablar vulgarmente, tanto como te gusta hacer, si cumples todo, al final de las lecciones te daré un regalo. –Santa Cecilia de la Caridad Castillo Verdes, sálvame, no se porqué mi boca habla tan sensual si hasta mis piernas están flaqueando. Me atrevo, mientras decía aquello que ni con agua bendita lo olvidaré, y paso mis dedos por la tela fina de su pecho, hasta llegar a su cuello y dejar unos toques–

Mi mano tienes que ser llevada a juicio.

– ¿Cómo sé que no me vas a engañar? –pregunta apretándome más a él. Entierra un poco su rostro en mi cuello, y deja allí tres besos lentamente–

Mis bellos se erizan a más no poder, pero aún me mantengo de pie.

– Pues... –pienso en algo rápidamente– Tú decidirás que hacer. ¿Prefieres ahora hacer de mí lo que quieras, sin yo poderlo disfrutar, –le doy una opción– o esperar a que pasen treinta minutos y yo darte mi deliciosa sorpresa? ¿Cuál suena más tentadora? –acaricio los mechones de su cabello negro, los cuales reposaban más arriba de su nuca, un cabello muy suave–

Ni fingir ser atrevida me impide observar con detenimiento al príncipe de Gong.

Él en serio que es hermoso, cualquier dama, plebeya o princesa caería a sus pies con facilidad. Y aunque esté vestido cómodamente se ve muy elegante, tal vez hasta si se pone tres trapos negros se vería aún bastante bien. Lástima que sea un completo idiota, él hace lo que quiere sin atentar a las consecuencias o pensar en los demás, egoísta, manipulador, perverso, caprichoso, ilícito.

Y con todo y eso sigue siendo hermoso.

– Las dos se oyen satisfactorias. –ronronea cerca de mi rostro, sin darse cuenta de que en verdad solo estaba actuando y sufriendo por dentro. De repente se separa de mi, ocultando una de sus manos y pasando su lengua por sus labios– Pero hoy eligiré la que tú me ofreces. Es tu día de suerte. Lo único que tienes que hacer es cumplir con tu palabra.

Teniendo mi espacio un tanto deseado sonrío con maleza.

Kim Taehyung, yo nunca hice una promesa.

Viéndome un poco confuso sonreír pasa a mi lado, no sin antes hacer un roze necesario entre los dos.

Vale, tengo al rededor de treinta minutos para idear otro plan que me saque de esta promesa que única hice. Lo suficiente para razonar y salir victoriosamente de este lugar caluroso.

(...)

¡Mierda, que no se me ha pasado ni una maldita puta idea en estos treinta minutos!

Y todo por él...¿por quién más sería? Todo lo malo que me sucede actualmente es causado por él.

Aunque creo que tengo un poco de culpa. Podía simplemente apartar la mirada y hacer como si no hubiera pasado nada, eso era tan imposible que me regañaba a mí misma.

¿Razón?

Es obvia, yo había comenzado este juego de provocación, pero él le estaba dando un seguimiento mucho mejor de lo que yo lo hacía. Lo primero que hizo fue alborotar más su cabello, casi cubriéndole por completos sus ojos, luego fue girar su silla en dirección a dónde yo estaba, para después sentarse con su dos piernas bien abiertas, de manera en la que yo podía ver la erección que aún se mantenía entre su pantalón. Mordía su dedo índice inclinado hacia atrás, su otra mano jugaba con su erección como si aquella la pudiera ocultar. Lo estaba haciendo a propósito, sabía que yo le daba ciertas mirada a todo su ser.

Príncipe Caprichoso •|KTH|• [+18] [EN PROCESO]Where stories live. Discover now