II

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El primer día de clases funcionó con normalidad. No entabló amistad con nadie tan pronto, pero sí que hizo el esfuerzo de hablar con las personas que lo rodeaban. Ninguna parecía muy agradable y ni siquiera le contestaban con buena cara, así que dejó de intentarlo.
En el primer recreo se encontró con el chico que había abrazado a Dean a primera hora de la mañana.

-¡Adam!

Saludó Cass.

-Ey, hola.

Contestó el rubio.

-¿Has encontrado a Dean?

-No, la verdad, iba a ir a buscarle a él o a Sam.

-¡Perfecto! Te guiaré hasta ellos, ¿no te han dicho el lugar dónde suelen estar?

-Puede que lo mencionase Sam esta mañana.

Era verdad, Sam le había explicado un montón de cosas esa mañana, aunque él estuviese más concentrado en la batalla de miradas con el chico del coche.

-No pasa nada. Yo te llevo.

Adam le agradeció a Castiel y de camino, el otro chico se puso a hablar con él. A Adam le causaba gracia la energía y tranquilidad con la que hablaba el otro joven, porque parecía que se había tomado cinco cafés y al mismo tiempo, parecía que acabase de despertarse.

Cuando llegaron a la zona donde se encontraban los chicos, Adam distinguió a un chico desconocido para él al lado de Sam.

-Hola. He traído a Adam.

Saludó Cass a los demás mientras se sentaba al lado de Dean.
Todos lo saludaron y Dean y Sam comenzaron a hacerle preguntas sobre su día.
Minutos después, el desconocido habló.

-¡Eh, eh, eh!¿Alguien puede explicarme qué pasa?

-Gabriel, Adam. Adam, Gabriel. Es hermano de Cass.

Presentó Dean.

-En serio, deja las presentaciones.

Bromeó Sam.

-Ahhhh, tu eres el nuevo hermanito de mi chico.

-No soy tu chico, Gabe.

Dijo Sam enarcando las cejas.

-No somos hermanos. ¿Tú eres su novio?

Soltó Adam.

-Exacto, el mismo.

Respondió Gabriel travieso.

-No lo es. No le hagas caso Adam, Gabe se cayó de pequeño y se hizo daño, por eso le cuesta un poco entender las cosas.

-¡Oye!

Se quejó Gabriel mientras Cass aguantaba la risa. Adam asintió y sonrió brevemente. Cuando acabó el patio él se fue a su próxima clase.

Al entrar en el aula, se sentó y comenzó a escribir en su teléfono móvil para enviarle un mensaje a su amigo Tom.
De un momento a otro, una chica le tocó el hombre con pequeños golpecitos. Adam se giró.

-Hola, ¿alguien se sienta aquí?

Preguntó la chica señalando el asiento que estaba a su lado.
Adam negó y la joven se sentó a su lado.

-Me llamo Lauren.

-Yo Adam.

-Pues encantada, Adam.

-Igualmente, Lauren.

Pasaron toda la clase hablando y de vez en cuando, Adam se reía. Al contrario de él, Lauren se carcajeaba. Tanto, que la profesora llegaba a llamarle la atención.

An Angel?Where stories live. Discover now