El (futuro) pez gordo de Cyber City

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Aquello era lo que anunciaba una pantalla de televisión en la sala de espera. El comercial francamente era horrible con esos gráficos acartonados y actores sobreactuados, lo esperable de cualquier infomercial de una empresa, aunque la melodía era pegajosa, eso sí. Era 1996 después de todo. Frente al televisor había una singular criatura completamente blanquecina al igual que su camisa con un modesto pantalón de vestir negro. Sus piernas y su larga nariz afilada se movían al vaivén de la música de fondo y sus pequeños ojos negro azabache miraban con nerviosismo al piso. Se quedó perdido en sus pensamientos hasta que una voz le llamó:

—¿Es usted el señor... —se detuvo a mirar el currículo— Spamton G. Spamton?

—S-sí, soy yo.

—Adelante, sígame de favor.

Le escoltaba una figura que le superaba con creces en estatura a pesar de tener una apariencia física bastante similar. Su cuerpo era completamente amarillado y su cabello se asemejaba a las saetas de un trueno. Su voz sonaba conciliadora y profunda. Subieron por unas escaleras y atravesaron por un pasillo en el que se cruzaron con monstruos mucho más pequeños de grandes orejas puntiagudas y rosadas cargando cajas y realizando labores de mantenimiento.

—¿No es un Addison, cierto?

—Uh, creo que no —contestó llevándose una mano a las orejas, rasgo que los Addison no poseían.

—Nunca había escuchado de un... Spamton. Normalmente para el departamento sólo se contratan Addison, pero parece que a los de personal les gustó su perfil.

Finalmente entraron en la oficina central donde se encontraba el que sería su nuevo equipo de trabajo. La piel de Spamton era tan pálida que el más mínimo sonrojo de emoción teñía sus mejillas de un rojo intenso.

Dentro había otros dos Addison: el de color naranja se encontraba sentado en una silla giratoria dando vueltas como en carrusel de feria y el de azul no se veía nada complacido por su comportamiento.

—Permítame que nos presente —dijo el Addison amarillo—, mi nombre es Addan, Addan Yellow Addison. Él es...

—¡Oye! ¿No eres muy bajito para ser un Addison? —preguntó la criatura naranja de aspecto candente y energético.

—Eh, yo...

—No es un Addison —interrumpió Addan antes de que Spamton pudiese contestar por su cuenta—, es un... ¿qué dijo usted que era?

—Uh, yo...

—No le haga mucho caso a mi compañero —exclamó el Addison azulado que reflejaba una gran seriedad y calma—, si no fuera porque de alguna manera logra vender de casi todo, hace años que yo mismo lo hubiese corrido a patadas.

Deltarune: Hilo negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora