4. Cuarto mes.

2.6K 326 21
                                    

Mikey estaba feliz, su barriguita se estaba comenzando a notar, la acarició y sintió sus ojitos cristalizarse, no había sido hasta ahora que sentía que tenía a su bebé dentro de su vientre.

Takemichi no se encontraba en casa, últimamente su trabajo se había vuelto más duro por lo que llegaba tarde a casa y eso lo hacía sentir triste, ya no pasaba mucho tiempo con su amado novio, pero intentaba controlar sus emociones, eso no era bueno para el bebé.

Se sentía tan solo últimamente, la única compañía que tenía era Keisuke que venía de vez en cuando a consentirlo con deliciosos dulces caseros que hacía con Chifuyu, esa era la mejor parte de su visita.

El pelirrubio tomó su teléfono y le escribió un mensaje a su amigo, no quería estar solo encerrado en esas cuatro paredes, él quería salir, tomar aire y comer algo delicioso.

Keisuke contestó su mensaje en cuestión de minutos, con una sonrisa en el rostro se cambió de ropa y espero a que su amigo pasara por él.
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
— Sí que esta grande.

Baji sonreía tocando la barriguita de Mikey, estaba más crecida que la última vez que lo vio.

— Voy a llorar, voy a llorar. — se alejó el pelinegro palmeando sus mejillas, se sentía muy feliz por su amigo y le encantaba pasar tiempo con él.

— Que emotivo momento ven mis hermosos ojos.

Un pelinegro muy sonriente se acercaba a ellos, ambos amigos se levantaron a recibirlo con un gran abrazo.

— ¡KENCHIN! — lloriqueó el ojinegro.

No había visto a su cuñado en varios meses y todo porque se había ido de viaje con su esposa Emma y su pequeño hijo Hiroshi.

— Quería darte una sorpresa y veo que lo hice. — sonrió el mayor palmando suavemente la pancita de Manjiro — Cuántos son ¿cinco, seis?

Manjiro negó sonriente, como había extrañado a su amigo tanto que ya estaba aferrado a él como un koala.

— Cuatro mesecitos.

— Te digo Mikey, un bebé es una bendición y sé que tú y Takemichi serán unos padres maravillosos.

— Kenchin me vas a hacer llorar.

Fue una tarde tranquila y agradable, los amigos se pusieron al día y comieron hasta quedar llenos, excepto Mikey, quien había comido más, pero seguía con hambre.
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
— ¡ME DUELE LA ESPALDA! — jadeó dando pataditas en el regazo de Takemichi.

Hace una hora que Takemichi había regresado del trabajo y como siempre Manjiro lo recibió con besos y abrazos, todo bien hasta que de nuevo los cambios de humor atacaron a Manjiro.

— Mi amor, ¿quieres qué te haga un masaje?

— ¿Harías eso por mí? — soltó enternecido con lágrimas en sus ojos.

Está sensible, bueno prefiero eso a que esté gruñón.

— Haría todo por ti. — dijo acariciando su labio inferior con sus dedos.

— ¿¡Y TE VAS A QUEDAR AHÍ MIRÁNDOME O ME HARÁS EL JODIDO MASAJE!?

Síp, sabía que no duraría mucho el Mikey sensible.

Ambos subieron a la habitación, Mikey se quitó la camisa en el trayecto como también quitó sus pantalones.

— Tus caderas están más grandes.

Uh oh, creo que no debí decir eso, por un demonio.

— ¿¡ME ESTÁS LLAMANDO GORDO!?

Manjiro comenzó a llorar mientras se veía al espejo viendo que sus caderas si estaban más grandes.

— Bebé por favor, estás hermoso, recuerda que todo es por nuestro bebé.

Takemichi dijo dulcemente colocando sus manos en la pancita de Manjiro, mirando los hermosos ojos oscuros de su novio.

— Fóllame. 

Takemichi casi se atraganta con su propia saliva, ¿de nuevo tan repentino?

— Pero-

— Me excita cuando hablas así, me pone tan caliente.

Manjiro se abalanzó sobre Takemichi atacando sus labios en un duro y salvaje beso, estaba desesperado por sexo y eso obviamente no molestaba a Take, al contrario, le encantaba solo que aún no se acostumbraba que Manjiro pasara de histérico a cachondo en menos de dos segundos.

— Lo que ordene mi precioso be-

Sin dejarlo terminar Manjiro lo tiró a la cama, sí, Takemichi lo estaba disfrutando, dejar que Manjiro tenga el control de vez en cuando no estaría nada mal.

Le encantaba ser —por así decirlo— el muñeco sexual de Mikey, amaba que hiciera con su cuerpo lo que él quisiera, lo encendía tanto.

— Takemichi eres tan caliente, quiero sentirte dentro de mí, que me folles duro.

Lo adoraba.

baby | takemikeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora