𝟓𝟔

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Narrador;

Taeji corría con todas sus fuerzas incluso si su tobillo ardía y su cuerpo le gritaba que se detuviera, corría sin parar odiando aquel pasillo por ser tan largo e infinito. Al tener que pasar por un cruce con otro pasillo dos hombres salieron de este e inmediatamente su piel se volvió roja lanzándose sobre uno de este para sacar una navaja de su cinturón penetrando su cuello con él para jalarlo haciéndole una cortada, cayó al piso con él. Al alzar la vista vio a él otro hombre el cual solo retrocedía asustado, rápidamente se puso en pie sacándole la navaja para ir hacia él quien solamente disparaba pero sin darle ningún tiro hasta que Tae hizo lo mismo que con el otro, matándolo.

—¿Cuánto tiempo tenemos que esperar? —preguntó Minie en susurro.

—No lo sé, pero hay que seguir esperando —respondió Jeongin en susurro.

—¿Debería ir a ver? —preguntó ahora Felix.

—No, tenemos que hacer lo que Tae nos dijo, esperar.

—Si, luego la veremos en el auto —dijo Minie con una leve sonrisa.

—suspiró—Así es...

Tae llegó hasta la puerta doble que tenía balas dejándolas abiertas. Tomaba bocanadas de aire mientras cogía hasta la entrada principal, sus fuerzas se habían ido, necesitaba más, necesitaba de su lado javerb porque al parecer cuando lo tenía olvidaba que era el dolor.

—Ryujin, ¿me copias? —dijo por la radio.

—Aquí estoy, ¿necesitas algo?.

—Eres científica, ¿cierto?.

—¿Si?, ¿por qué?.

—¿Cómo puedo llegar al nivel de Chan?, necesito más fuerza.

—¿Al nivel de Chan?, ¿te refieres a su fuerza inhumana?.

—A lo que sea que entiendas por el nivel de Chan pero...—se detuvo sosteniéndose de la pared— necesito tu ayuda.

—Bueno...¿qué haces para activar tu lado javerb?.

—Solamente pienso en activarlo.

—¿Y las primeras veces?.

—En cosas que me hacen enojar.

—Para estar a su nivel tienes que combinar todo, los malos recuerdos y los buenos, la razón por la cual sigues aquí. Cuando logres pensar en todo eso sentirás un dolor en la cabeza, no lo retengas, solo déjalo.

—Está bien...otra pregunta, ¿qué pasa si bebo otro líquido siendo que soy javerb?.

—Tae...nunca nadie vivió para contarlo.

—Entonces seré la primera...

—¡Tae no lo ha-

Apretó la radio rompiéndola. Suspiró de nuevo para quitarse su mochila, la abrió metiendo una de sus manos en esta y sacar aquel frasco con el líquido amarillento, líquido el cual te podía transformar en illodo. Tiró su mochila en el suelo mirando el líquido, le quitó el corcho soltando un tercer suspiro y beberlo por completo escuchando como la puerta al final del largo pasillo fue abierta de golpe. Tenía que hacer algo. Fue asqueroso, era tan espeso y tenía un mal sabor que casi vomita conteniéndose haciendo arqueadas mientras abrazaba su panza, pero el dolor era demasiado que cayó de rodillas.

—Ma...mamá, ¡mamá!.

—Papá!, Minie dijo su primera palabra! —decía Tae emocionada cargando a Minie.

—¿Puedes decirlo otra vez para tu abuelo?.

—Mamá!.

La cabeza le daba vueltas sintiendo un dolor infernal en todo su cuerpo con ganas de gritar pero no podía, no debía, aún no. Se recostó en la pared cubriendo su boca con una de sus manos sintiendo sus lágrimas chocar con sus manos.

—Taeji, prométeme que serás una buena madre —le decía su mamá en la camilla—, no seas como yo...y-yo...no los deje hacer muchas cosas de las cuales me arrepiento, solo deja que tu hija sea feliz, ¿de acuerdo?.

—Te lo prometo mamá.

Volteó hacia el pasillo pero no logró ver nada, tal vez por las luces rojas que aún estaban en el techo o porque el pasillo era infinitamente largo. Un rechinido inundó su oído izquierdo haciendo que cubriera ambos oídos.

—¿Hagamos un trato si?...Hasta que esto termine, nos cuidaremos entre las dos, cuando yo te necesite aquí estarás y cuando yo te necesite aquí estaré, no importa la situación, ¿de acuerdo mamá?. Se que soy pequeña y no entiendo muchas cosas...pero puedo hacer el intento y entenderlo, y ahora, entiendo porque todo te tiene tan estresada y muy preocupada, que solo quieres lo mejor para mi y lo entiendo así que no te preocupes demasiado, ¿si mamá?, Jeongin también me cuida, no estás sola...

—Gracias Minie...—murmuró entre lágrimas.

—Incluso si esto llega a su fin, las ayudaré en lo que pueda.

Lentamente se puso en pie quitando las manos de sus oidos viendo como estas eran una mezcla de rojo y amarillo. Frente a ella había un largo espejo algo roto en el cual logró verse y vaya que daba miedo, tal cual un monstruo de película de terror. Se paró derecha caminando hasta el centro de aquel ancho pasillo volteando hacia el pasillo infinito.

La puerta de la habitación donde estaban escondidos se abrió, los tres se agacharon y Jeongin cubrió la boca de Minie para que no hiciera ningún ruido. Felix logró ver por un pequeño hueco a los tres hombres que habían entrado, los tres bien armados y del otro lado de la puerta estaba Chan en su mayor rojo con las venas remarcadas. Uno de los hombres se estaba acercando a su escondite, Felix sacó su arma listo para quitarle el seguro pero antes de hacerlo un fuerte grito casi chillido se escuchó desde lejos.

—¿Qué hace un illodo aquí? —preguntó Chan confuso—. ¡Vayan tras él!.

Los tres hombres salieron corriendo sin antes cerrar la puerta, luego los pasos pesados de todos comenzó a sonar por todo el lugar, Jeongin soltó a Minie y esta la abrazó asustada pues había un illodo en el lugar, y algo que no sabían, era que Tae era ese illodo que gritaba con todas sus fuerzas, el poder especial de los illodo. Al dejar de gritar comenzó a tomar bocanadas de aire viendo los cristales rotos alrededor de ella luego del pasillo largo logró divisar a Chan.

—¡Síganme mariquitas de mierda!.

Dio media vuelta para comenzar a correr. Chan al verla con su piel amarilla con rojo la hizo enojar más queriendo de su habilidad para poder mantener esos dos entes en ella, si ella podía porque él no. Sin importarle los demás los empezó a empujar para así poder llegar hacia ella más rápido logrando llegar al salón principal. Cuando Tae volteó hacia atrás logró divisar a Chan acercarse a gran velocidad hacia ella tal y como si fuera un morcion. Debido a que no veía por donde iba tropezó cayendo al suelo rodando chocando con la barra de recepción, al abrir sus ojos lentamente frente a ella vio una pequeña barra de alcohol.

—Ya no se escuchan —dijo Felix.

—Iré a ver.

Jeongin se puso en pie para salir de aquel escondite luego abrió un poco la puerta hasta que pudo ver el pasillo notando que este estaba vació. Les hizo una señal para que salieran y así fue, tomó de la mano de Minie quien no dejaba de ver hacia el largo pasillo pues aún así de largo muy a lo lejos logró ver a todas esas personas que corrían en dirección contraria. ¿Corrían hacia el illodo?, ¿donde estaba Tae?.

—¿Y mamá? —preguntó Minie jalando de Jeongin para detenerlo.

—Nos verá en el auto —le dijo tranquilo.

—Pero...¿y si todas esas personas la alcanzan? —miró a Jeongin.

—No lo harán Minie, vámonos ya.

Tae se puso en pie cerrando su mochila para arrojarlas a la barra con botellas de alcohol, un par de segundos después Chan la tomó de cuello para alzarla. Tae tomó de sus muñecas para patearlo con fuerza en el pecho sacándole el aire y provocando que la soltera cayendo de nuevo al suelo.

—¿Cómo hiciste eso?...—le preguntó con su voz moustrosa mirándola con odio.

—¿El que?...¿ser mejor que tú? —sonrió.

Chan iba a golpearla pero logró quitarse sacando su navaja y aunque sabría que sería en vano solo quería sentirse protegida. Comenzó a retroceder poco a poco hacia la barra con botellas sintiendo su corazón doler y sus ojos picar, y por primera vez amó que las granadas fallaran y tardaran en estallar. De pronto, todas las personas que estaban detrás de Chan llegaron abalanzándose sobre ella para tomarla de los brazos y las piernas.

—¿Cómo hiciste eso?! —le preguntó de nuevo Chan, poniéndose sobre ella para tomarla del cuello—. ¡Nadie nunca había soportado tener dos tipos de sangres en él!.

—¿Sabes cual es mi secreto?...—murmuró entre lágrimas— El amor...

Giró su rostro hacia la mochila al igual que Chan, luego volteó hacia donde Tae estaba parada anteriormente viendo todos los seguros de granadas, la miró y ahí Tae apreció como la piel roja de Chan había desaparecido.

—Te odio...

Al tomar de la manija los tres escucharon una fuerte explosión volteando hacia atrás viendo una enorme bola de fuego y humo acercarse saliendo de prisa. Felix cargó a Minie para correr aún más rápido logrando salir de aquel edificio infernal pero al hacerlo, éste se detuvo de golpe cayendo de rodillas.

—¿Felix?...—Minie logró sostenerse del suelo—. ¡Jeognin algo le pasó a Felix!.

Se acercó a este para acostarlo boca arriba viendo que de su boca salía sangre y que del costado de su cuello, bajo su piel comenzaba a hacerse una mancha de sangre. Felix soltó un suspiro entrecortado para finalmente dejar de respirar. Minie llevó ambas manos a su boca para luego mirar a Jeongin.

—C-creo que...tenía un especie de chip, y al salir...explotó.

—Mamá...—volteó hacia la puerta— ¡tenemos que advertirle!.

Rápidamente se puso en pie para correr hacia la entrada con la intención de encontrar a Tae y decirle que podía morir de la misma forma que Felix. Tenían que quitarle ese chip de su cuello o moriría, solo que la pequeña Minie no sabía que su mamá se había sacrificado.

—¡Minie espera! —corrió hacia ella antes de que entrara para tomarla del brazo—. Tenemos que ir al auto.

—¡Tenemos que buscar a mamá! —dijo desesperada.

—¡Tenemos que ir al auto antes de que nos alcancen! —decía mientras la jalaba.

—No, suéltame!.

Al zafarse de su agarre cayó al suelo sobre su trasero notando que Jeongin lloraba. Minie no entendía qué estaba pasando, sabía que tenían que ir al auto para poder irse de ahí y llegar a Japón para tener una nueva vida pero también tenían que decirle a su mamá que tuviera cuidado al salir.

—¿Jeongin?...—luego notó que del bolsillo de su pantalón colgaba una cadena. Se puso en pie para acercarse a él y sacarla, viendo el dije de unicornio—. ¿Por qué tienes esto?...

—Lo siento tanto Minie...pero tenemos que irnos...—sollozó.

—¿Dónde está mamá? —lo miró.

—Lo siento.

La cargó para dar media vuelta y correr hacia el bosque pues Ryujin les había dicho que escondían todos los autos en un garaje oculto en el bosque. Minie pataleaba para que la bajara mientras lloraba desconsoladamente rogándole que regresaran a buscar a su madre pero parecía que Jeongin no la escuchaba, pues solamente se dedicaba a correr.

El Apocalipsis nos Unió  - JeonGinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora