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TW: Mención de sangre, golpes, abuso, muerte, asesinato, femicidio. Porfi si sos sensible o te da asco, te recomiendo que saltees esas partes, no quiero que mis lectoras la pasen mal u.u
AVISO: No intentó romantizar NADA de lo mencionado en este capítulo. Recuerden que es solo ficción y que si las pone incómodas están en todo su derecho de dejar de leer.
AVISO2: Si ustedes o alguien de su entorno sufre o sufrió violencia ejercida por un hombre, recuerden que no están solas y siempre pueden contar con alguien que las puede ayudar. Hablen, no se queden calladas, no tengan vergüenza de contar cosas cuando ustedes son las víctimas. Mi DM siempre va a estar abierto para escucharlas y siempre voy a intentar ayudarlas en lo que pueda💜
Billy's POV
Mis manos temblaron al oír al Desuellamentes caminar a solo unos metros de donde estábamos nosotros.
Me encontraba junto a Max, Mike y Eleven, los cuales me observaban asustados. ¿Yo debía actuar como el adulto responsable? Mierda.
Pude sentir como el gran monstruo gruñía sobre nosotros, para luego seguir caminando en nuestra búsqueda.
Mike se levantó para poder observar al monstruo, lo tomé de su camiseta y lo arrastré hacia abajo.
—Se alejó. Si subimos ahora, lo logramos. —Susurró Mike.
—No con El así. —Respondió Max.
—Debemos intentarlo.
—Hay otra forma de salir. Por Gap. —Habló Eleven.
Mike volvió a levantarse unos segundos y luego bajó. Nos observó y asintió.
—De acuerdo. Ahora. —No me dieron tiempo a reaccionar, cuando los tres niños se levantaron y comenzaron a correr.
Lamentablemente, tuve que perseguirlos, ya que la pelirroja idiota era mi hermanastra.
Corrí detrás de ellos mientras le echaba leves vistazos al gran monstruo. Entramos a un negocio, tan desesperados, que los niños tiraron un maniquí, haciendo que el Desuellamentes gruñera hacia nuestra dirección.
—Mierda, mierda. Estamos jodidos. —Susurré.
Empujé a los niños para que se escondiera detrás de una barra, mientras que el monstruo se acercaba a el negocio.
Nos sentamos intentando hacer el menor ruido posible, hasta que un maniquí voló a nuestro lado, haciendo que todos saltáramos en nuestros lugares.
Les hice una seña con mi mano, y logramos arrastrarnos hacia otra barra. Tomé la mano de Max al verla respirar agitadamente, tenía miedo y yo también, pero debía actuar como un adulto en frente de ellos.
