𝐔 𝐍 𝐎

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21 DE MARZO DE 2019
SEÚL, COREA DEL SUR


Hyunjin recibió otro golpe en la mejilla y este le hizo caer al suelo. Pudo ver gotas de sangre cayendo y manchando el suelo a causa de los golpes que habían recibido su nariz y labios. Jadeante por falta de aire miró a su jefe, quien le estaba proporcionando dichos golpes debido a su negligencia.

Le había fallado a él, y sobre todo a sí mismo, porque se juró que nada le pasaría al hijo del presidente Yang.

— Te lo repetiré una última vez —dijo entre dientes el presidente, quien lo miraba con sumo enfado—, ¿dónde está Jeongin? —preguntó despacio, recalcando cada una de las palabras.

— N-no lo sé, me despisté un segundo y...

Antes de que pudiera poner más excusas, Minho, el hermano mayor de Jeongin, se acercó peligrosamente y pateó su estómago. Hyunjin ni siquiera se resistió y tosió mientras se retorcía de dolor.

— ¡Sólo tenías un maldito trabajo! —gritó el castaño exasperado.

— Lo siento —susurró Hwang—. De verdad, lo siento.

— ¿Crees que un «lo siento» es suficiente? —Minho agarró la chaqueta de su traje y lo acercó a su rostro— ¿Acaso te das cuenta de la gravedad del asunto, escoria? —lo volvió a empujar hacia el suelo y se dio la vuelta caminando por la habitación.

Entendía perfectamente su desespero. Hyunjin estuvo así las dos primeras horas mientras lo buscaba.

— Prueba con el localizador del móvil —dijo el padre a uno de sus empleados, quien con una tableta se dispuso a hacer lo mandado.

— Está desconectado, no puedo saber dónde está —habló tras unos segundos.

— ¡Pues sigue intentándolo! —chilló asustando al chico, quien probó una y otra vez, aunque siempre era el mismo resultado. El localizador de Jeongin estaba desconectado y su teléfono fuera de servicio.

— Nada, señor presidente.

— ¿Has llamado a la policía? —su asistente afirmó con la cabeza.

— El inspector Seo está en camino.

El presidente asiente despacio, ya está más tranquilo pues se ha desahogado golpeando a Hyunjin. Por el contrario, Minho sigue nervioso y caminando por toda la sala.

— Hwang, estás despedido —soltó su jefe saliendo del despacho y Minho fue detrás de él, dejándolo solo con algunos guardas con los que había compartido años de trabajo.

Hyunjin comenzó a trabajar como el guardaespaldas del hijo menor de los Yang hace seis años, cuando Jeongin cumplió los quince y empezaba a salir como un adolescente cualquiera. En ese entonces, el rubio tenía veintidós años y acababa de retirarse de la milicia.

Sólo tenía que acompañar a Jeongin a todas partes y librarlo de posibles peligros terroristas. Sin embargo, el joven no se lo puso fácil. Era un niño mimado que había perdido a su madre escasos meses atrás y tuvo que aguantar sus berrinches y malas contestaciones. Pero con el tiempo fueron disfrutando de la compañía del otro hasta que se enamoraron.

Claro está que nadie sabía de su relación amorosa, pues Jeongin estaba destinado a casarse con una mujer de bien y seguir los pasos de su padre (a pesar de que él no quería eso).

Y Hyunjin no puede sentirse peor en esos instantes, porque solo le quitó la mirada de encima unos minutos y cuando regresó ya no estaba. La desesperación de buscarlo entre la gente y no encontrarlo, la incertidumbre de dónde está y quién lo ha raptado oprime su pecho hasta el punto de no poder respirar bien.

Su rostro estaba lleno de sangre, al igual que su camisa blanca, y eso sorprendió al inspector cuando entró acompañado de uno de sus hombres en el despacho, ambos lo miraron con pena. Se acercó a él con las esposas en la mano y le ayudó a ponerse en pie para luego colocarselas. Aunque tenía la certeza de que en ese estado no iba a poner resistencia.

— Quedas detenido por ser sospechoso del secuestro de Yang Jeongin —dijo Changbin mientras le ponía dichas esposas—. Tienes derecho a guardar silencio y a llamar a tu abogado. Si no tienes uno, se te asignará uno de oficio.

Hyunjin suspiró sin decir nada. Le parecía absurdo que le acusaran a él cuando lo había protegido tantos años, pero conocía el procedimiento y sabía que iba a pasar.

Antes de salir del despacho, el teléfono de Changbin sonó en su bolsillo. Lo cogió y descolgó la llamada.

— ¿Qué quieres, Jooyeon? Estoy ocupado —silencio por su parte mientras escuchaba a su ayudante— ¿Qué? ¿Otra desaparición? —preguntó sin poder creerselo.

Hyunjin se giró para mirarlo con el ceño fruncido y, ante esa mirada, Changbin de alguna manera supo que él no tenía nada que ver con las dos desapariciones.







Holi, estoy volviendo a publicar los capítulos porque los he arreglado un poquito (si ya habías leído los pocos publicados, ntp porque no he cambiado nada de la historia)

Contendrá los ships principales y aparecerán todos (hyunin, minsung y demás), aunque los protas principales sean Hyunjin y Changbin

Bueno, espero que les gustee <8

𝐇𝐘𝐀𝐍𝐆𝐆𝐈 ━━ 𝐒𝐊𝐙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora