𝐃 𝐎 𝐒

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21 DE MARZO DE 2019
COMISARÍA DE POLICÍA DE SEÚL


El ex militar se limpiaba la sangre del rostro con un pañuelo, cosa que se le dificultaba porque aún llevaba puestas las esposas. Se encontraba en una sala de interrogatorios. Mientras tanto, podía ver por la pequeña ventana de la puerta como Changbin discutía con uno de sus subordinados. El lenguaje corporal del inspector le indica que está nervioso, enfadado y estresado.

Y lo confirma cuando entra con un fólder, el ceño fruncido en una expresión de fastidio y suelta un suspiro pesado sentándose en la silla de enfrente. A ambos los separaba una mesa en la que soltó la carpeta.

— ¿Qué es de la otra desaparición? —preguntó Hyunjin tras un rato sin que Seo dijera nada y solo se dedicara a mirar los papeles que contenía la carpeta.

Ahora está mucho más tranquilo pues ha podido pensar con claridad y analizar todo lo que ha pasado durante el día. Jeongin y él discutieron antes de que desapareciera de su vista, así que le queda la esperanza de que vuelva a casa sano y salvo. Pero una parte de él sigue ansiosa, porque Jeongin ya no es el adolescente que se escapaba.

— Eso es confidencial —Changbin ni siquiera le miró a la cara mientras le hablaba.

— Me parece mucha casualidad.

— Cállate —escupió—. No me ha dado tiempo a mirar tu historial y me distraes.

El rubio decide guardar silencio y esperar hasta que Changbin dijo sorprendido;

— Eras militar.

— Sí —afirmó.

— ¿Y por qué te retiraste?

— Perdí a muchos compañeros en una de las misiones y...

— Entiendo —Hyunjin volvió a callarse y el silencio incómodo reinó nuevamente en esa pequeña sala.

— Después me ofrecieron el puesto como guardaespaldas del hijo menor del presidente Yang —soltó de repente.

— ¿Cuántos años llevas en ese trabajo?

— Seis, desde que cumplió los quince —Changbin soltó la carpeta en la mesa y se cruzó de piernas mientras alzaba las cejas.

— Así que conoces al joven Jeongin desde su pubertad —Hyunjin frunció el ceño, extrañado por cómo estaba guiando sus palabras—. Él es muy apuesto, ¿no? Estoy seguro de que tiene muchos pretendientes.

— No es lo que parece, jamás miraría al joven Yang de esa forma —discutió inclinándose sobre la mesa totalmente indignado.

Aunque miente, porque sí lo hace. Sí mira a Jeongin de esa forma. Lo mira con deseo, con pasión, con amor. Y viceversa. Jeongin le mira de igual manera. Se podría decir que el menor ha ido detrás de su guardaespaldas desde los dieciséis, pero no ha conseguido tener nada con él hasta que cumplió la mayoría de edad.

— Cuéntame todo lo que pasó.

— Se acerca el cumpleaños de Minho y Jeongin quería comprarle un regalo personalmente. Me pidió que lo llevara a la zona comercial, aunque le dije que ese lugar está abarrotado de gente siempre. Insistió y no quería generar discusiones, por lo que fuimos con la condición de que fuera oculto bajo una gorra y una mascarilla —tragó saliva y después continuó—. Una vez allí empezamos a mirar tiendas y mientras tanto íbamos hablando.

— ¿De qué hablaban?

— Paso la mayoría de las horas del día, todos los días del año, junto a Jeongin. Digamos que soy la persona más cercana para él, y Jeongin en ocasiones se desahoga conmigo.

— Por lo que entiendo, ¿Jeongin estaba frustrado con algo en concreto?

— Sí, con su familia. Esta mañana tuvo una discusión muy fuerte con su padre.

— ¿Sobre qué?

— No estaba delante, pero por lo que alcancé a escuchar y después me comentó Jeongin, al parecer su padre había acordado una reunión con la hija de uno de los concejales para acordar matrimonio.

— ¿Y no está de acuerdo con eso?

— No —hizo una pausa—. El caso es que le dije que... que tal vez sería lo mejor para su futuro y... se enfadó muchísimo —su tono de voz estaba temblando, como si fuese a echarse a llorar en cualquier momento—. Me dijo que no quería que lo siguiera, que necesitaba estar solo y que siempre lo seguía a todas partes. Y me fui porque... porque yo también estaba enfadado por sus palabras.

— ¿Qué pasó posteriormente?

— No caminé ni cien pasos cuando me dije que mi actitud estaba siendo muy infantil, así que volví, pero ya no estaba —unas lágrimas se escurrieron por sus mejillas—. Lo busqué por todas partes, por todas las tiendas. Le pregunté a todas las personas que había allí si lo habían visto, pero ninguno sabía nada. Estuve horas vagando por ahí, llamándolo, pero no respondía.

Changbin le tendió una caja de pañuelos y en ese momento entró su ayudante.

— Siento interrumpir, inspector... —dijo Jooyeon asomando la cabeza—. Pero la pareja del otro desaparecido no quiere marcharse y está montando un escándalo en recepción.

— Dile que hasta que no pasen cuarenta y ocho horas no podemos hacer nada y es el procedimiento.

— Ya se lo hemos dicho mil veces, pero-

— Pues díselo mil y una vez más —le interrumpió.

Jooyeon asintió despacio y cerró igualmente la puerta.

— Sigo pensando que es mucha casualidad —dijo Hyunjin.

— ¿Y qué quieres que haga? —preguntó hastiado.

— Para Jeongin habéis abierto una búsqueda inmediata.

— Existen prioridades, es el hijo de un político. Podría tratarse de un rescate o ataque terrorista —se justificó.

— ¿Eso quiere decir que no soy sospechoso?

— No, pero te tendré vigilado —respondió Changbin—. Al parecer eres el único que sabía dónde estaba Jeongin y que estaba con él, aunque tampoco vio nada, al igual que los testigos del lugar.

— Me gustaría ayudar en la investigación, ahora no tengo trabajo igualmente —se encogió de hombros.

Changbin suspiró, solo esperaba que fuera un caso de fuga momentánea.





𝐇𝐘𝐀𝐍𝐆𝐆𝐈 ━━ 𝐒𝐊𝐙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora