ᗪᖇᗩᘜÓᑎ [ᵗᵐⁿᵗ_ᵖᵃᵘˢᵃᵈᵃ]

𖦹ᵛᵉⁱⁿᵗⁱˢⁱᵉᵗᵉ𖦹

Pasaron algunos días desde el último enfrentamiento de nuestros protagonistas.

Cuando el trío de chicos llegaron a la guarida con los demás la joven recibió un abrazo de la chica pelirroja, al parecer si estaba preocupada por ella.

Todos hablaron sobre el reciente ataque y poner al día a la chica sobre lo recién sucedido, como el nuevo aliado, Casey Jones, un compañero de la escuela de Abril que era bueno peleando y jugando Jokey.

Algo más expresivo de lo normal para la albina, ya que le decía cumplidos a menudo, luego supo que era algo coqueto, aunque seguía sin estar completamente segura que era ser "coqueto".

Todos decidieron tener más cuidado a la hora de volver a las alcantarillas y verificar que no hubiera nadie siguiéndolos.

Luego de todo aclarado la chica Fukuda fue a hablar con el maestro Splinter, y plantearle la idea que tenía en mente.

Que la entrenará.

En estos últimos sucesos ella había Sido una carga para los demás, siempre siendo rescatada y no pudiendo terminar una pelea por si misma.

Le pidió con todo el respeto que tenía, que él la entrenará, y que sería un honor ser su discípula.

Ella no esperaba convencerlo en el primer intento, pero así fué, le agradeció enormemente con una reverencia nerviosa.

Y ahí estaba ella, entrenando, o mejor dicho, meditando, los chicos se habían ido con Abril a un patrullaje y su ahora sensei oficial le pedía que meditara antes de sus entrenamientos para tener su mente despejada.

Sentada en el dojo, escuchaba la completa nada, y bueno algunos grillos debido a que era de noche.

- Lo haces bien joven Fukuda. -menciono la voz de su maestro-

- Gracias sensei, pero no es nada, solo meditación, no creo que haya una manera correcta de hacerlo. -dijo sonriendo levemente-

El mutante roedor se aproximó a un altar, dónde yacía la fotografía de él cuando era humano junto a su esposa e hija.

La joven sintió un aura de melancolía en él, pequeña pero notable para ella.

- Le sucede algo sensei? -pregunto ella-

El contrario solo negó.

- Solo admiraba la imagen de mi familia. -no parecía pero su voz estaba algo decaída-

La chica se levantó de su meditación y se acercó a dónde estaba él.

- En la foto están mi esposa, mi hija y yo. -dijo como si la chica hubiera preguntado que había en esa foto familiar-

Lo cual si iba a hacer.

- Oh, ya veo, seguro es muy bonita. -respondió la chica-

A veces, lamentaba el hecho de no poder ver, no poder apreciar las cosas como las demás personas, no poder ver simples fotografías o leer un libro.