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—Xiomi, Rob es dulce y tiene un montón de cualidades —expresa un sonriente Johan conforme se acomodan en su puesto de estacionamiento.
—¡Exacto! Joha, no hagas drama por un vídeo que, más pronto que tarde, dejará de hacer revuelo.
—Supongo que tienes razón —sus palabras son seguidas por un sonoro suspiro.
Una nueva notificación suena en el celular del rubio que ha permanecido en el bolso de su amiga por miedo a las reacciones; sin embargo, una vez en las escaleras decide pedírselo para revisar.
Rob: Rulito, disculpame, vos sabés que soy re guaso y te adoro un montón, vi el challenge en Tik tok y pensé en vos.
Sonríe luego de leer, pero antes de contestar, su pareja le llama y a gritos consigue mitigar el ruido de fondo: música, vociferaciones y toda la locura típica que implica un evento de modelaje.
—¡Rulito, rescatate, voy a borrarlo, pero no te imaginás lo que ha sido acá!
Johan suspira porque habría deseado estar allí; aunque la moda y el modelaje no sean lo suyo, ama compartir cada momento juntos y hacer fotografías tras bambalinas, de hecho, coleccionan un álbum con las alocadas imágenes captadas detrás de escena y se ríen como niños al revisarlo.
—Olvídalo, tonto. Lo que está en la web, no se puede detener —contesta con una sonrisa—. Piensa mejor la próxima.
—Enterado. Hago maromas para hablar mientras me cambio —replica entre risas—. ¡Nos vemos ahora, rulo, ya me toca! ¡Te amo!
—Yo a ti —apenas susurra cargado de nostalgia.
El par de amigos permanece en silencio, sentados en escalones distintos, Johan observa el teléfono, Xiomi lo contempla a él con ternura, quiere a su amigo y le duele.
—Arriba ese ánimo, falta poco. Al fin la chica rompe el sepulcral silencio y él asiente con una débil sonrisa.
***
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