Capítulo 21

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Ainara

- ¿Esto es una broma? – me siento frente a Kaulder del otro lado de su escritorio.

- No me ves riéndome – ruedo los ojos.

- No soy una niña – le recuerdo, levanta la mirada de su ordenador para posarla en mí.

- Pues no parece – ruedo los ojos.

Hace unos minutos llegué de dejar a mis hijos en casa, al adentrarme a la compañía uno de los chicos de limpieza me dijo que el jefe me buscaba, por un momento temí que se tratara de Frank, pero cuando me informó que se trataba de Kaulder me relajé.

Por lo que ahora me encuentro en su oficina, con mi almuerzo frente a mí y él del otro lado de la mesa.

- Come – bufo – ¿Vas a hacer que te de la comida en la boca? – eleva una de sus cejas.

¿Por qué demonios hoy se ve tan sexi?

- Puedo comer en la cafetería.

- No es lo que has estado haciendo estas dos semanas – aprieto los labios en señal de frustración – Además ya estás aquí.

- ¿Cómo sabes que no he almorzado en dos semanas? – separa la vista de su computador y eleva una ceja – Claro, olvidaba quien eres.

- Menos charla y más comida – bufo.

- ¿Por qué tú no estás almorzando? – cruzo los brazos como lo haría una niña pequeña que está a punto de hacer un berrinche.

- Tengo un almuerzo de trabajo en media hora – centra su completa atención en mi – No te veo comiendo – ruedo los ojos.

- Ni ti vi cimindi, maldito jefe, como me encanta – murmuro entre dientes y de mala gana tomo el tenedor llevando una porción de comida a mi boca.

- ¿Dijiste algo? – se cruza de brazos.

- Que está rico.

- Seguro que sí.

Y así por toda la semana, volvía de dejar a mis hijos en casa y subía directamente a su oficina, me preguntaba por mis sesiones con la psicóloga y yo le contaba todo sobre ellas, como me sentía más liberada al sacar sentimientos que tenía dentro por hace más de una decana.

Amy me comentó en mi tercera sesión que habría días buenos y días malos, pero que eso no significaba que tuviera un retroceso, le he hablado sobre Kaulder y sobre mi miedo a ser feliz, no hemos profundizado mucho en ese aspecto porque no hemos tenido mucho tiempo, porque al parecer tres sesiones a la semana de dos horas no me son suficientes.

Salgo de la habitación de los niños, quienes ya se encuentran dormidos, al escuchar mi celular sonar, lo desconecto del cargador, ya que tras dos horas de video llamada dejaron su batería completamente muerta.

- Hola, apenas vi tu mensaje – aprieto los labios al escuchar la voz de Kaulder.

- Hola, no te preocupes ¿Todo bien? – su respiración se escucha un poco agitada.

- Tuve una pequeña discusión con Jake – mis cejas se disparan hacia arriba.

- Oh ¿Qué ocurrió? – me dejo caer en el sofá.

Al parecer Kaulder entró a la habitación de Jake para darle su baño antes de dormir, pero el pequeño le grito que él podría hacerlo solo y que ya no era un bebé, el jefe se enfadó por el grito, pero se sentó en su cama con él y le explicó que hablar con gritos no era correcto, que si él quería ducharse solo porque ya era grande podría habérselo comunicado sin elevar su tono de voz y él lo habría comprendido.

Maldito jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora