Capítulo 28

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- ¿De verdad? – asiento.

- Pero, tengo una lista en la que nada es negociable – eleva una ceja.

- Quiero ver esa lista – se la entrego – ¿Nada de nada? – entrecierro los ojos.

- ¿Qué propones?

- Déjame ver tu balance – también se lo entrego, frunce el celo leyendo todo.

Debo admitir que me da un poco de vergüenza que vea mis deudas y en todo lo que me he metido, como he solicitado prestamos que no he podido pagara y como el banco me envió un comunicado en el que me indicaba que ya no podía ser acreedora de ningún crédito, pero si vamos a hacer esto juntos debe saberlo.

- Bien, primero que todo, hermosa, eres realmente buena en esto – me sonrojo, porque el que lo diga el jefe supremo de una las compañías más importantes es mucho – De verdad, ahora, creo que podríamos hacer ligeras modificaciones, siempre y cuando estés de acuerdo – me da una corta mirada antes de volver la vista a mi balance.

- Estoy abierta al dialogo – me sonríe ante la formalidad de mi respuesta.

- Mientras te acomodas económicamente – me da una breve mirada analizando mis expresiones – Podría cubrir la mitad de los gastos de los pequeños incluida la escuela – paso las manos por mis brazos pensándolo – Así tendrías un dinero extra y el tiempo se reduciría – espera por mi respuesta, pero al ver que no hay alguna vuelve a hablar – También son mis hijos, Ain – elevo la vista – Quiero que lo sean.

- Bien, solo la mitad – accedo – Y ya lo son – murmuro, pero sé que me escuchó – Ya eres su papá, ya son tus hijos también, ellos querían esto, les pregunté si estaban de acuerdo con vivir aquí ¿Sabes lo que dijeron? – niega – Podremos pasar más tiempo con papi y Jae.

- Ven aquí, hermosa – me levanto sentándome sobre él – ¿Por qué lloras? – pasa sus pulgares por mis mejillas.

- El sueño de mis hijos no era tener el ultimo juguete, ni mucha ropa, su sueño era tener un papá como los demás niños y gracias a ti ese sueño se hizo real – sollozo en su pecho – Muchas veces me culpé por no poder darles algo tan básico como un papá.

- No es tu culpa – me saca de mi escondite – ¿Me escuchaste? – asiento, es algo que he tratado con la psicóloga y aunque me ha costado mucho empiezo a entender que no soy tan mala madre como creo que soy.

- Te amo, te amo por amar a mis hijos, por cuidarlos y por quererlos como si fueran tuyos.

- Yo también te amo – me sonríe – Por amar a Jake y por permitirme ser el padre de los mini terremotos – sonrío – Pero ya no llores – asiento – ¿Cuándo traen las cosas? ¿Hoy? ¿Mañana? – suelto una risita limpiando mis lágrimas.

- Wow, tranquilo vaquero.

- No puedo tranquilizarme, tendré a mi mujer y a mis hijos conmigo todos los días – muerdo la cara interna de mi mejilla, maldito jefe ¿Cómo puede ser tan perfecto? – La otra semana mis padres darán una fiesta ¿Vienes conmigo? – hago un puchero.

- No puedo, Kaul, cubriré a una compañera en un trabajo fuera de la compañía, te iba a pedir si podías cuidar a los terremotos – acaricio su cabello.

- Claro, los llevaré conmigo, en casa de mis padres Jake también tiene una habitación se pueden quedar ahí – asiento.

- ¿No les molestará a tus padres?

- No lo creo, además son mis hijos – elevo una ceja – Qué, ahora que lo puedo decir nada me detendrá – niego sonriendo.

- ¿Subimos y les damos la noticia? – asiente – Vamos.

Maldito jefeWhere stories live. Discover now