(XXIII)

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Jungwon y Jay estaban en una reunión en la empresa. 

― Ya lo saben, vaya. 

― Jungwon, confiamos en que tú valores más tu carrera que esto. 

― Suponemos que entiendes y sabes lo que debes hacer. 

― Sí, lo sé. 

― Entonces no hay problema, nadie se enterará de esto nunca, podemos cubrirlo si aceptas sin reproches. 

― Creo que no nos estamos entendiendo bien, yo no pienso someterme a un aborto. 

― Es eso o salir de la empresa. 

― Entonces prefiero salir, con su permiso ―Jungwon se levantó, se despidió y salió de la sala de reuniones, Jay se quedó solo. 

― Maldito niño impulsivo ―susurró. 

― Jay, sabes que no habrán repercusiones para ti, eres un buen chico y un muy buen artista. 

― Tú eres alfa, podemos cubrir el asunto si Jungwon decide hablar. 

― Sí, bueno, creo que prefiero renunciar. 

― Jay, piénsalo bien. 

― Lo pensé bien, no estoy hecho para esto y prefiero renunciar, gracias por todo. 

Cuando Jay salió lo primero que obtuvo fue un golpe de Jungwon. 

― ¡¿Pero qué demonios hiciste?! 

― Oye, tranquilo. 

― Tenías todo asegurado. 

― Ajá, pero no importa, voy a seguir con mi carrera de gastronomía, hace poco hable con mi profesor y me dijo que podía volver cuando quiera, así que eso haré. 

― Te voy a matar. 

― Mátame, de todas formas soy feliz. 

― Cierra la boca. 

― Se siente liberador. 

Un par de meses después, Jay estudiaba en Canadá, Jungwon había ido con él para estudiar artes escénicas. 

― Si no te despiertas ahora juro que te boto un jarro de agua fría. 

― Ya estoy despierto ―en los meses que habían vivido juntos Jay había aprendido la importancia de tomar en serio las palabras de su chico, si decía que le tiraría agua fría es porque de verdad lo haría. 

― Jake hyung llamó, le dije que iríamos en vacaciones. 

― Te odio. 

― Oye, necesitas un descanso de todo esto y yo necesito ver a mis amigos sin una gran distancia de por medio, además, Seungmin también quiere ir. 

― No uses a nuestro hijo para convencerme de algo, pero está bien, iré. 

― Muy bien, ahora levántate y ve a darte una ducha, tienes que ir a dejarme a la universidad. 

― Tu nuevo campus queda muy lejos. 

― Por eso mismo te levanté ahora, y bueno, también para que hagas el desayuno. 

― Me sorprende que hasta la fecha no sepas hacer un desayuno decente. 

― Es que nunca me dejas acercarme a la cocina, me tratas como si fuera a romperme. 

― No quiero que les pase algo malo. 

― Como sea, vete levantando, tengo hambre. 

― Ok cariño, ya voy. 

― No me digas así, suena muy serio. 

― Wonnie entonces. 

Como todas las mañanas, Jay se levantaba y preparaba el desayuno, después de eso dejaba a Jungwon en sus clases y se iba a las suyas. 

― Suerte con tu día, si pasa algo no dudes en llamarme. 

― Sí, ya vete. 

― Bésame antes. 

― Ok ―Jungwon podía parecer distante, pero si Jay estaba cansado o simplemente no se sentía bien, él estaría ahí, hablando de cualquier cosa que pasara por su mente, cantando para su alfa o simplemente haciéndole compañía―. Te quiero hyung. 

― Y yo a ti Wonnie. 

― Vaya. 

― Camile, vigila que no haga ninguna cosa impulsiva. 

― No necesito niñera. 

― Camile, por favor. 

― Con gusto, me lo llevo, tenemos clases. 

― Hasta luego. 

― Oye, recuerda que hoy me llevan. 

― Ok, ok. 

Podía ser rutina, pero no era necesariamente algo malo, tenían lo que querían y amaban lo que el otro podía ofrecer, no parecía mucho, pero estaban haciendo su vida por su cuenta. 

Una rutina llena de amor, por eso cada día era igual y diferente al anterior, por eso cada día era perfecto. 

― Jungwon, pásame el azúcar. 

― ¿Por qué le pones azúcar? 

― Porque sabe mejor, si combinas bien los sabores puedes hacer que algo que ya sabía bien sea el mismo paraíso en tu boca. 

― Oh, interesante. 

― Toma, prueba ―Jungwon abrió la boca y Jay le dio probar la salsa―. ¿Qué tal? 

― Mmm, sí, sabe mejor. 

― Pero tu sabes mejor que todo esto. 

― Cállate. 

― Miel, Jungwonnie, un gatito de miel. 

― Basta. 

― ¿No te cansas de ser tan encantador? 

― Deja los halagos para cuando me hayas alimentado. 

― Es como cuidar a un bebé. 

― Así me quieres. 

― Así te amo ―la expresión de Jungwon cambió, Jay no lo miraba. 

― ¿Qué dijiste? ―era la primera vez que le decía eso. 

― Dije que te amo. 

― Pero. 

― Sigues siendo bastante inseguro, pero es la verdad, te amo, no estoy contigo por obligación ni nada de eso, de verdad te amo. 

― ¿De verdad? 

― Sí, de verdad ―Jungwon sonrió. 

― Ya no tengo miedo, pero sigo teniendo pesadillas, no quería decirlo porque nunca me había sentido así antes, pero supongo que es así como se siente el amor, te amo Jay. 

― Eres tan tierno. 

Nuestro último diciembre | jakehoonWhere stories live. Discover now