ETAPA 2: ENOJO

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-¡Porschay! ¡Porschay, abre la puerta! ¡Porschay!

Llevaba casi diez minutos fuera de la casa de los hermanos Kittisawasd gritando a que le abrieran la maldita puerta.

La luces del hogar de Porschay apagadas y no había un alma que le respondiera desde dentro o fuera de la casa, por lo que su humor iba de mal a peor.

-¡Porschay!

-Él no te va a responder.

Esa voz, esa maldita voz.

-Largate.

-Él está muerto.

Kim volteo a ver a su hermano mayor con furia ante esa frase que estaba empezando a cansarlo y ponerlo de mal humor.

-Kinn...

-Porschay está muerto, Kim -le repitió su hermano las palabras que le había dicho por teléfono con su rostro estoico, pero su mirada compasiva.

Él no quería compasión.

-Kinn...

-Me costó un poco encontrar la relación que tenías con el hermano de Porsche -le dijo Kinn ignorando la advertencia en su voz-, pero cuando descubrí que eras el famoso Wik que Porschay admiraba ate los cabos.

Su hermano lo miró en silencio y el temple en su rostro le dijo a Kim que de ahí ninguno se iba hasta decir lo que tuvieran que decir, o al menos Kinn.

-Te acercaste al niño...

-Porschay no es un niño.

-Te acercaste a él y lo utilizaste para llegar a Porsche -soltó su hermano y Kim no lo pensó dos veces antes de golpearlo en la cara.

Kinn se defendió lo mejor que pudo y entre ambos empezó una pelea fuera de la casa de Porschay.

-Es la culpa la que no te deja ver la verdad -le dijo su hermano acorralandolo contra la pared- La culpa de haber utilizado al hermano de Porsche y no poder disculparte no te deja aceptar la muerte del niño.

-Aaaaaaaaag

Un puñete limpio en el rostro de su hermano ayudó a que lo soltara.

-Tú. No. Sabes. Nada.

Su hermano no sabía ni una maldita cosa.

-Kim...

-Yo no me acerque a Porschay para llegar a su hermano.

-Querías llegar a Porsche a través de su hermano para averiguar lo que ellos querían de nosotros.

-¡Yo no va quise llegar a Porsche, imbecil!

-¿Entonces lo hiciste por papá?

-Cállate, cállate, cállate -le ordenó a su hermano mayor entre dientes- Cállate, porque tú. No. Sabes. Ni. Una. Maldita. Cosa.

Kinn no sabía ni la décima parte de las cosas que él hacía por la familia, y no todas eran bajo las órdenes de su padre.

-Kimhan -lo llamó Kinn atrayendo toda su atención.

Muy pocas veces su hermano lo llamaba por su nombre completo.

-Tienes razón, no sé nada -al fin lo admitía-, pero eso no quita el hecho de que me confunda más el que estés aquí.

-Estoy buscando a Porschay

¿Cuántas veces iba a tener que decirlo? ¡¿CUÁNTAS?!

Kinn miró a los guardaespaldas detrás de él, que se habían mantenido al margen de su pelea, y les dio un asentamiento.

La sexta etapa del duelo |Kimchay|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora