Capítulo 17

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Algún tiempo después del cumpleaños de los trillizos, Alex aún continuaba risueña ante lo acontecido. ¿Quién diría que Bruno Madrigal besara tan bien? De algo estaba segura, y es que los hombres tímidos besan muy bien. Aunque estos días noto que Bruno actuaba algo extraño; supuso que se debía a sus deberes que lo tiene algo estresado.

Ahora mismo estaba en una sesión de ejercicios con Luisa.

Cabe destacar que estaba que se moría. No considero para nada la gran y obvia resistencia de Luisa, quien hacía flexiones como si nada, por un instante envidió tal resistencia. Sus brazos le temblaban como gelatina y eso que solo había logrado hacer diez, mientras que Luisa ya llevaba cien.

–Vamos, tía, solo has unas diez más –animó Luisa, terminado con su ejercicio mientras sacudía la tierra de sus manos.

Alex gruñó.

–Siento que voy a morir –jadeó, el sudor estaba corriéndole por la frente y el cuello. Se dejó caer al piso y cubrió sus ojos con su brazo. Luisa solo negó ante su dramatismo.

– ¿No que eras bailarina y debías estar en forma?

Y era cierto. Ser una bailarina conllevaba a tener una alimentación sana y una buena rutina de ejercicios para poder tener el cuerpo "perfecto", pero Alex no solo era una bailarina de ballet, sino que aprendió cada género que le fue posible; desde el jazz, hip hop, salsa, merengue, danza del vientre y la gimnasia rítmica. Siendo esta última considerada una disciplina deportiva que combinaba el ballet, gimnasia y danza, así como usos de diversos aparatos como la cuerda, el aro, la pelota y la cinta.

Pero desde que sufrió su lesión no volvió a realizar sus rutinas como era debido.

–Sigo siendo flexible –replicó, aun cubriendo sus ojos –. Puede que haya dejado de hacer la mayoría de mis ejercicios, pero no mis estiramientos. Lo que si me falta es resistencia.

Luisa asintió, estando de acuerdo con eso.

–Siempre creí que las bailarinas solo debían verse bonitas y ya. Así como Isabela. Pequeñas, delicadas y perfectas –esto último lo dijo con algo de disgusto. Alex destapó sus ojos para mirar a Luisa.

–Te he visto bailar, Luisa, y debo decir que eres buena. No siempre fui una bailarina dulce y delicada. He bailado muchos géneros de baile; algunos fuertes y atrevidos, y otros con mezclas entre lo delicado y lo rudo. Eres la combinación perfecta entre la fuerza y la belleza.

Luisa sonrió ante las palabras de su tía.

Nunca fue vista o considerada hermosa, o delicada como sus hermanas y prima. Siempre aparentó fuerza, siendo reconocida antes solo por eso. Al principio no le molestaba ese hecho pero con el tiempo si lo hizo y mucho. Pero gracias a Mirabel pudo sortearlo un poco, aunque a veces la inseguridad se empeñaba en anclarse en ella, Alex actuaba no sólo como una amiga sino también como un miembro más de la familia, por ende; Luisa le tenía respeto y cariño escuchando con atención las palabras que la mujer le dedicaba cuando se sentía menos femenina.

–Gracias, tía Alex –luego, cambio su sonrisa por una mirada seria –. Pero eso no te salvará de hacer diez flexiones más.

Alex echó la cabeza hacia atrás y gimió, derrotada.

–Tocaba intentar.

Los músculos de su cuerpo ardía con cada movimiento que hacía, hasta respirar se le antojaba doloroso, y eso que los ejercicios fueron "suaves" según Luisa. Alex lo dudaba mucho. Luego de tan extenuante actividad, decidió que por el momento tomaría un baño para quitarse el olor a sudor y relajar sus músculos, sí, eso es lo que necesitaba.

Un futuro incierto (Bruno Madrigal x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora