Capítulo 25

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–Tranquila, Alex, todo saldrá bien –Julieta tomó sus manos la cuales estaban temblando. Su cuñada apretó los labios, insegura –. ¿Quieres un poco de té? ¿Algún antojo? Puedo prepararte lo que quieras –ofreció.

Cuatro meses después del nacimiento de la pequeña Alicia, Alex ya contaba con ocho meses de embarazo y su vientre estaba gigantesco. Faltaba poco para el nacimiento de su bebé y estaba aterrada. Por lo que hacía sesiones de respiración, hablaba con sus cuñadas, suegra y Dolores para disipar cualquier duda sobre el parto.

Alex negó.

–No –respondió –. Gracias, Julieta. Es solo que... estoy muy nerviosa. Honestamente pensé que tendría hijos a mis treinta y algo aunque los veintinueve están muy bien. Solo... solo estoy nerviosa, ansiosa y aterrada –apretó las manos de su cuñada –. No soy muy buena lidiando con el dolor. Soy muy quejosa y... y...

Julieta sonrió enternecida hacia su cuñada, ella también estaba nerviosa y ansiosa cuando estuvo embarazada de Isabela.

–No te preocupes –repitió, dando palmaditas a su mano –. Todo saldrá bien y en pocas semanas tendrás a tu bebé en tus brazos, Alex.

Ella sonrió, un poco más calmada.

Junto en la entrada de la cocina, Bruno observaba el intercambio entre su hermana y prometida. Para él era extraño e inusual verla tan nerviosa, normalmente era él el nervioso y Alex siempre lo calmaba de alguna forma. Ella era como el día y él la noche. Eran diferentes. Él introvertido y ella extrovertida. Lo que a uno le faltaba el otro lo complementaba. Pero al verla así solo le daban ganas de abrazarla y susurrarle que todo estará bien, que no debería tener miedo.

–Será mejor que los deje a solas –Julieta señaló hacía Bruno, Alex giró encontrándolo parado en el umbral de la cocina. Él vidente le sonrió, apenado.

La mayor de los trillizos salió de la cocina, dejándolos solos.

–Mi cielo, ¿estás bien? –quiso golpearse por preguntar algo tan obvio –. Salgamos al jardín. Quizá un poco de aire fresco te vendría bien.

No sabía cómo actuar.

– ¿Aire fresco? –repitió, tomando su mano –. Quizás deba continuar con la novela que casi termine la otra noche.

–Anoche estabas que te tirabas los cabellos, mi vida.

–Es frustrante tener la idea y no poder plasmarla –dijo –. Tú lo sabes más que nada, cariño. No dormiste toda una noche por eso.

Bruno rodó los ojos, divertido.

–Sé que quieres publicar la segunda parte de tu bilogía, pero no te sobre esfuerces, ya lo lograras, como siempre –beso la coronilla de su cabeza.

Alex sonrió y, con ayuda de Bruno, se levantó de la silla y fueron hacia el jardín. Ella no solo había retomado su pasión por el baile sino también por la escritura. Logró publicar su propia historia de fantasía moderna.

Mariano estaba con la bebé Alicia, la pequeña observaba todo a su alrededor con curiosidad y hacia uno que otro balbuceo. La niña apenas divisó a su tío lo contempló con curiosidad, Bruno le hizo unas caritas y muecas haciendo que la pequeña sonriera.

–Le gustas mucho –le dijo Mariano, meciéndola –. Es una niña muy curiosa, no deja de observar y observar. Hasta parece que correrá antes de caminar, ¿es eso posible, señor Madrigal?

–Mariano, somos familia y sabes que puedes llamarme Bruno –le recordó.

–Eso se nota mucho –Alex agregó mientras tocaba su vientre –. Además, tiene un brillo especial en los ojos. Tal vez puede que corra antes de que camine.

Un futuro incierto (Bruno Madrigal x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora