Capítulo 12

704 68 84
                                    

—Hermano que me gusta Sandra.

—No puedo creerlo, tu alimaña diciéndome esto. Es increíble.

—Es que no puedo parar de mirarla, no puedo dejar que mis ojos se escapen de como mueve su cabello.

—¡Por la cruz! ¿Hará algún movimiento? Cuente con mi ayuda.

—Aún nose Hermano, no se siquiera como actuar, con las otras es muy diferente. En cambio ella.. Es ella.

—Tenemos que pensar como haremos. Pues con Betty estoy recién empezando. Tengo un mes.

—Pues a aprovechar bien ese mes, además lamento decirle que en dos días llega Marcela.

—No puede ser no me lo recuerdes que hoy llamo, y quiere que hable con ella más tarde en mi apartamento.

Armando estaba emocionado, sería muy interesante ver como Calderón su amigo casamentera, se enamoraba de una chica verdaderamente.

Unos minutos salió de la oficina y vio a Patricia viendo una foto de Marce.

—Mujer ¿que hace?

—Nada Armando, solo esperando que llegue Marcela.

—Ya que no tiene nada que hacer reserve comida para mi y Beatriz nos iremos tarde.

—Ok,ok Armando. Ya lo hago.

Sonriendo camino a su oficina, dejando a una Berta y Sofia desconcertada por su sonría al saludarlas. Algo huele mal.

«Don Armando solo sonríe así al ver una chica linda. Será obra de la nueva modelo»

Pensaron las dos amigas chismosas.

—¡Betty! ¡Betty! ¿Dónde anda picarona?

Pregunto entrando y cerrando con seguro la puerta. Sin ver a su mujer por ningún lado. Sonrió cuando la vio salir del baño de la oficina.

—Mande don Armando —llego hasta el con una sonrisa.

—Betty ¿que es eso de "don Armando"? Ya le he dicho que me puede decir Armando mi picarona.

—Perdón es la costumbre, pero dígame que necesita.

—Un beso suyo. —susurro con una sonrisa maliciosa.

—¿Mío? —susurro avergonzada.

—Si o ¿usted ve alguna mujer más que se llame Betty y que me traiga como un bobo enamorado? —se acercó hasta tomar su cintura.

Estando nariz a nariz, Betty sonrió enamorada.

—Pues a usted todas las mujeres bonitas lo traen así.

—Beatriz usted es bonita, es más es exquisita. Una obra de arte. —pego con más fuerza su cuerpo y la beso.

Ajusto sus cuerpos donde sus pechos se rozaban y las pequeñas manos de Betty estaban en su cuello. Sus dedos eran suaves junto a sus caricias.

Todo en ella era tan suave, sus besos, sus caricias.. su cuerpo era suave como algodón y dulce como una fruta en otoño.

Sus manos eran muy grandes o su cintura era pequeña pues casi podía tocar sus propios dedos, Betty estaba siendo la mujer que lo haría perder los estribos.

Separándose del beso, y dejando un beso en la mejilla le hablo.

—Hoy nos quedamos hasta más tarde, ya pedí comida y yo la llevo. Nada de irse en taxi mi vida.

Betty se perdió en el momento que escucho mi vida...

—¿Cómo me llamo? —susurro nerviosa.

—Mi vida Beatriz, la llame así por que usted me mantiene estable, usted es la casita que se encuentra en la tormenta. Donde me puedo refugiar del mal exterior.

Se sonrojo Betty y agacho la cabeza.

—Betty veame a los ojos —tomó con cuidado su mentón enviándolo para cruzar miradas. —Usted es hermosa, es paz , es tranquilidad es la suave brisa que me devuelve la felicidad, y alimenta el intenso mar que tengo de sentimientos.

—No se que decir Armando, no creo que me veas así —Ella negó nerviosa.

—Mi picarona con el tiempo lo entenderá, entenderá que es una mujer hermosa, valiente e inteligente demasiado.

—Esta bien Armando, ojalá así sea.

—No ojalá, es así mi vida, ahora si regaleme un beso que tengo que trabajar.

Ella asintió y le dio un suave beso.

Con una sonrisa boba Armando se sentó en su silla , mientras Betty entraba a su oficina. Al ver el pequeño ramo de flores en su mesa sonrió.

Tenía una idea. Ese detalle funcionará, y será increíble para ella.

Después de unas horas de trabajo tocaron la puerta. El gruñendo fue a abrir para encontrarse a la modelo.

—Hola Armando.

—Hola.. ¿como era que te llamabas?

Ella frunció el ceño pero lo dejo pasar.

—Domenica Saltos para servirle.

—¿Qué necesitas? Tengo mucho trabajo y sin más no recuerdo el tuyo es de andar modelando no aparecer en mi oficina.

La modelo apreto los labios enojada, que le pasaba al presidente de Ecomoda , es el primero que goza de las modelos bonitas y principiantes. ¿Ella no le parecía bonita?

—Quería pasar a saludarte , además soy nueva y puedes ayudarme con un recorrido de la empresa.

—Estoy muy ocupado lo siento tanto —respondió sarcástico.

Ella no hizo caso y rápidamente se metió en su oficina.

Acercándose a la puerta de Betty la abrió sin tocar, ella se sorprendió pero con una sonrisa maliciosa hablo.

—Betty querida ¿por qué estas aquí metida? En este hueco , aquí es la oficina de la asistente de presidencia.

Betty la quedó mirando y sonrió despacio.

—Si señorita, no había oficina cuando entré y este fue un lugar, además está arreglado y me siento bien aquí.

Armando sonrió con amor, Betty es de las que no hay.

—Pero la rubia es secretaria y tiene una mejor oficina, ¿por qué?

Beatriz hizo un ademán de contestar pero la imponente voz de Armando sonó.

—La rubia de quien hablas es Patricia, y mi asistente Beatriz esta ahí por que no hay sitio. Además es mi mano derecha una pieza clave y fundamental en mi vida y debe estar cerca de mi siempre.

La modelo sorprendió y Betty intento disimular una sonrisa.

—¿Algo más que quieras saber modelo chismosa? No verdad,  así que largo de mi oficina.

La jalo del brazo para sacarla y ella se resistía. Armando va a caer por que cae.

—¡Largo dije..—se quedó pensando —como te llames!

Ella enojada por que no recordaba su nombre que hace minutos se lo dio salió de la oficina, dando un portazo que hizo asustar a Beatriz.

—Mi vida no se asusté y mejor sigamos trabajando.

Ella asintió y volvió a entrar a su pequeña oficina.

La rareza del amor Where stories live. Discover now