Winslow

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Philip acababa de llegar al campamento improvisado que hizo con su hermano mayor.

Este día cumplían 497 días del mundo humano estando en el mundo de las brujas, por suerte nadie podía descubrirlos aún aunque lamentable porque lo único que tenían era un mapa completo de la islas hirvientes y diarios personales dónde apuntaban sus nuevos descubrimientos aunque Philip anotaba más sus nuevos descubrimientos de la magia que gobernaba el pueblo.

-¿Todo bien?- le pregunto su hermano, Caleb. -Te noto un poco más estresado de lo normal.- dijo mientras comenzaba a servir un estofado de algunas "verduras" de este mundo.

-Por suerte para bien.- Dijo mientras recibía la comida y ambos se sentaban a comer. -Gracias a unas brujas logré entrar a la montaña.-

-Aun no me has dicho porque esa montaña es especial, ¿Al menos cruzando la puerta había algo que nos ayude a regresar?- dijo tomando un sorbo.

-Lamentablemente no.- mintió. -Pero me sirvió para darme cuenta que las brujas si que son idiotas, más las jóvenes; no saben la magia que tienen y aún así pareciera que quieren explotarla. pero bueno, ¿A ti que tal?-

-Logre quitarle esta comida a los vendedores pero cuando escapaba con ellas encontré un campo de cultivos, creo que será nuestra nueva fuente de ingresos.-

-Conseguí acceso a la biblioteca para mañana, si quieres te ayudo a robar después de eso.-

-Descuida, de hecho no hay nada de vigilancia, son más como si fuesen nuestros terrenos en la tierra, mientras yo busco comida tú puedes buscar más formas para salirnos de esta choza.- Caleb se había terminado su comida aunque a veces cada que terminaba de comer se sentía frustrado. Reglamente odia estar lejos de casa pero solo así serían conocidos como los mejores cazadores de brujas y las recompensas que los esperaban lo eran todo.

Se quedaron hablando un poco más sobre la situación en la que se encontraban y alguna idea improvisada por si las brujas consideraban matarlos.

Al día siguiente Philip fue directo a la biblioteca del pueblo para buscar respuestas sobre los hechizos escritos mientras que Caleb se encontraba en camino a los cultivos para robar.

Una vez llegó se puso una capa encima junto una máscara de madera para que no lo reconozcan si es descubierto.

Logro su cometido y robo lo suficiente para una semana, en todo ese tiempo las comidas fueron lo mejor. Poco a poco comenzaba a robar más, siempre lo hacía una vez a la semana mientras su hermanito se encerraba en sus libros.

A veces se proponía en rodear toda la cosecha solo para ver una casa al otro extremo, intuyo que era de los dueños de este. Por suerte ellos quitaban la cosecha por partes por lo que para no levantar sospechas de robos comenzó a observar a esta familia de brujos.

Dos brujos mayores junto a una joven que podría ser su hija. No alcanzaba a ver sus aspectos desde el árbol en que estaba pero si alcanzaba a ver el como estos retiraban la comida y las "secciones" que habían para diga tarea, apartir de ese momento esperaba a que la familia hiciese su labor y se fueran para que ahora el siguiera tomando cosecha desde la sección que acababan de hacer.

Esto serviría para disimular demasiado todo lo que se llevaba. Para esto ya llevaba varios meses haciéndolo.

Pero nada es para siempre y todos cometen errores.

La menor de la familia había plantado algo nuevo, algo que creyó no encontrar en su mundo, algo que realmente extrañaba y no podía creer que tenía a solo unos metros y que cuando la familia hiciese su labor podría tomarlo, era algo tan sabroso, jugoso, la mejor fruta que podía extrañar.

HUNTLOW (ONE SHOTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora