Capítulo 2

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Todo había pasado tan rápido...

"¿Pero que hice?" Se preguntaba en voz alta la autómata mientras observaba la dirección por dónde los dos anfibios habían huido.

Este era por decir poco, uno de los resultados que menos esperaba para un primer contacto.

"....Pero que desastre..." Murmuró con los ánimos por los suelos. Su única gran oportunidad de obtener información vital, tirada por el caño.

Y sin más razones por las que quedarse ahí parada a la espera de una muy posible revuelta de los nativos en su contra. La chica metálica inició una retirada improvisada de regresó al interior de la maleza del pantano.

Solo esperaba que su siguiente encuentro con los habitantes de este mundo fuera en condiciones más favorables.





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La caminata por aquel tan fangoso ambiente fue relativamente tranquila para la chica de metal. Nada más que el sonido de la naturaleza, rodeada por los chillidos y rugidos de las criaturas que habitaban el lugar.
Con sus ojos brillantes viajando de un lugar para otro seguidamente, demostrando una creciente curiosidad por el amplió mundo que la rodeaba.

"... Interesante..." Murmuró está mientras tocaba con la punta de su dedo uno de los múltiples hongos luminosos que se encontraban esparcidos por los árboles, rocas y el lodo.

Era un ambiente ciertamente fascinante para un mundo basado enteramente en un pantano.
"Bueno, aún no puedo descartar la idea de que este sea solo uno de los múltiples biomas que podría haber en este mundo."

Después de estás palabras, la chica autómata hizo el intentó de tocar otro de los hongos esparcidos por el lugar. En esta ocasión uno de color esmeralda. No obstante, y justo antes de que está pudiera acercarse un milímetro más a este, la tierra empezó a temblar violentamente.
"¿Pero que diablos?" Pronto una gran masa de roca comenzó a elevarse ante ella, revelándose en toda su plenitud.

Justo frente a ella, un gran reptil muy fácil de reconocer se alzó, sobrepasando su altura por varios metros.

Con un bramido que sacudió el aire y sus alrededores, una gran tortuga inició una lenta, pero persistente caminata. Completamente ignorante de la autómata que la observaba totalmente pasmada. Y sin poder evitarlo, la idea de caminar sin rumbo por el mundo evitando de una manera tan directa a la población no le resultaba agradable ni eficiente.

Su energía no era eterna. Y quedarse sin ella en medio de la nada a merced de todo tipo de criaturas que lo habitan, no era la opción más viable en su opinión.
Por lo que regresó la mirada del coloso, de vuelta al caminó que había recorrido hace no más de unos treinta minutos con una nueva perspectiva. La chica autómata sabía lo que más favorecería su situación.

Regresando a ella un pequeño deja u, uno de los consejos de su creadora y madre que llegó a su sistema.
"(En toda situación hay que ingeniárselas xj9, por más crítica que parezca siempre abra una solución.)"
Este pensamiento sacó de la chica robótica una pequeña risita y la hizo pensar en su situación con más detenimiento.
"Pero no puedo regresar así como si nada...Mmmm..." Gruñó pensativa por un momento.















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"Les dije que aquí había un monstruo ¡aquí!." Gruñó una de las ranas ante la multitud de anfibios que se encontraban aglomerados frente a los dos amigos ansiosos y temerosos.

Amphibia La Robot PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora