Porchay ha sido novio de Kim Theerapanyakul por más de dos años. A simple vista parecían una pareja perfecta, incluso para Chay, Kim era el hombre de su vida. Pero había un pequeño problema; los celos y la posesividad de él. Lo de ser un mafioso era...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
─¡Vámonos de aquí! ─exclamé caminando a toda prisa.
─Te lo dije, Chay, sabía que no debías ver aquella escena. No entiendo por qué fui tan idiota de decírtelo ─soltó Macao con la voz agitada.
─Fue lo mejor ─dije mientras corría a toda prisa, pasando por el medio de varias personas.
─¡Porchay! ─entonces escuché la voz de Kim.
Miré hacia atrás y alcancé a verle mientras corría detrás de nosotros. Volví la mirada hacia adelante e intenté aumentar la velocidad.
─Porchay... no creo que... aguante esto, maldición, me estoy quedando sin aire ─mencionó Macao disminuyendo la velocidad.
─Vamos, Macao ─jalé su brazo para impulsarlo.
─Porchay, ¿de quién carajos estamos escapando? ─respiró con dificultad, yo también lo estaba haciendo.
Tuve que detenerme para tomar aire, jamás había corrido tanto en mi vida, incluso mi corazón estaba por salirse de mi cuerpo.
─¡Porchay! ─gritó Kim acercándose a nosotros.
Apoyé mis manos en los muslos de mis piernas mientras tomaba respiración. Me estaba sofocando aunque el clima estuviese frío.
─Porchay, escúchame por favor ─se detuvo Kim cuando me tuvo cerca. Intentó tomarme del brazo pero lo alejé─. Porchay, maldita sea ─exclamó sacando toda su furia─. Ahora soy yo el que tiene que sentirse culpable, ¿eh? ¿A qué mierda estás jugando? ¡Explícate! ─me agarró del brazo obligándome a mirarle, pero no lo hice.
─¡Déjame, maldito idiota! ─me sacudí─. Regresa con tu amiga ─le grité a todo pulmón. Ahora no me podía contener─. Aquí nadie te necesita, nadie te pidió que me siguieras, así que vete. Y no veo porqué te sientes culpable si ya no somos nada.
─¡No me hables así porque te juro que no respondo! He aguantado todos tus malditos escándalos, pero esta vez no estoy de humor.
─¿No estás de humor? ─me solté de su agarre y presioné mis manos contra su pecho, empujándolo─. No estás de humor, no estás de humor ─continué empujándolo lejos.
─Ya vámonos Chay ─escuché la voz de Macao, seguido de sus manos tomándome del brazo.
─Vuelve con tu amiguita y no me vengas a arruinar la vida, no me sigas más, no me molestes, no me jodas. ¿Qué no te ha quedado claro que te quiero a metros de distancia? ─le di un último empujón antes de sentir sus manos atrapar mis brazos.
Me solté inmediatamente y me volteé para caminar hacia Macao, quien estiró la mano para tomar un taxi. Afortunadamente el auto se detuvo inmediatamente. Me monté con rapidez, sin mirar a Kim, quien seguía allí parado sin hacer nada. Macao montó después de mí y el taxista aceleró.
