-Te gusta- no pregunto, mas bien afirmó.
-No, no lo creo.
-Si, te gusta- aseguro.
-Allison eres mi hermana y te amo, pero eres exasperante... no, no me gusta ese oficial.
-...
-Bueno tal vez y si, pero míralo por Dios nuestro papá se va infartar.
-A...
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Cinco años después
La campana anunciando la llegada de alguien hizo que mirara de reojo sin quitar la vista por completo del pastel en mis manos.
—¡Mami! ¡Dijiste que nos llevarías a practicar!—Suspire mirando con una mueca de disculpas al cliente.
—Alyssa...ahora no cariño...— puse la tapa de pastel y se lo entregue a la señora que esperaba pacientemente—¡Que tenga buen día!— me dedico una sonrisa, suspire y mire a los cuatro niños sentados frente al mostrador.
—¡Guarda eso!— gruñi al ver que Joshua sacaba un revólver. Suspire cerrando los ojos—¡De donde sacaron eso!— susurre en un grito.
—Las llaves estaban por la televisión— mire a mi alrededor buscando a alguien que me cubriera, quite mi delantal y avancé Leah una chica que desde que abrí el local trabaja aquí.
—¿Me puedes cubrir?— pregunte y esta me miro confundida.
—Eres la dueña del lugar no se supone que debas preguntar solo ordena.
—Pues tienes un horario.
—Y me pagas bien por hora. Por supuesto que te cubro— suspire dedicándole una sonrisa salí de lado de la recepción y mire a los niños quien pedían descaradamente algo de comer.
—Pagarán eso.
—Papá nos dio dinero— canturrio Lyssa, cerré los ojos cuando Leah les tendió lo que habían pedido y sin duda no era barato pero los cuatro empezaron a rebuscar en sus bolsos.
—¿Cuánto te dio papá?— pregunto Alexander.
—Me dio cien dólares ¿y a ustedes?— preguntó Alyssa.
—igual.
—a mi igual.
—Y a mi.
—Si recuerdan que hoy es su entrenamiento oficial ¿no?
—Mmh.
—Y que si comen mucha azúcar pueden vomitar.
—Ajá.
—Le dire a su papá que ya no les de dinero.
—¡No! Ya vamos, solo fue un día agotador en la escuela— suspire y me senté a lado de ellos esperando a que terminaran sus malteadas.
