Ambato, ciudad de las flores y frutas

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El promocionado de libros se ha levantado tranquilamente y se ha ido a bañarse y sentirse puro, limpio de tanto cebo y tanta cera extraída de los orificios de sus dos orejas. Una cera amarillenta que se impregnaba entre las uñas y la piel del dedo que le tocó extraer en el momento de ocio, cuando solo observaba atentamente el Netflix y se yaproyectaba la historia de una abogada con Autismo, lo que está de trasfondo era el adherir a autistas al mundo laboral sin mayor o menor inconveniente. Muchos decían que detrás de una película hay director y los camarógrafo que dan una historia no sólo para ver sino
que se pueda tener una reflexión acorde a éstos temas que para miles y millones de seres humanos no tiene la vera importancia.

Llegó a la puerta de la iglesia y empezó a caminar con mucho cuidado hasta cerca del altar de Santísimo y se dirigió al hermano que preparaba las vinajeras y todos los objetos que servirán para consagrar en cuerpo y la sangre de Cristo. El promocionador de libros le llama y le dice que va a avisar de sus obras desde el ambon del templo, para ser más efectiva la distribución de sus tres únicas obras literarias. Y el fray le dice que eso está prohibido que debe pedir permiso al Obispo, entonces, estuve preocupado y lamentando de haber hecho el viaje en vano, pero esperó para el Guardián del convento me diga, qué mismo tengo que hacer. En su interior estaba pensando qué acontecerá con esta labor de la literatura, esperó con paciencia y solamente se sentó y de pronto apareció el guardián de cabeza blanca o "el copito de nieve" y le dijo: ven y si sus libros eran de temáticas católicas, le dijo que sí, entonces, el cabeza blanca salió presuroso de las gradas hacia la puerta del templo, pero el escritor no estuvo ahí, se quedó donde estaba sus mochilas de ropa sucia y llena de excrementos de animales, dijo eso porque el día anterior había estado visitando los terrenos de los ancestros y por eso decía de ésta manera.

Después de superarlo esta dificultad, el cabeza blanca le invitó a desayunar era leche con café, pan, queso, luego jugo espeso de tomate de árbol. Y  más de eso pudo seguir con la venta de sus libros, pero tenía poco interés por la lectura. La promoción lo hizo hasta las doce y dejó en manos del Señor si es de distribuir y recobrar para mantener a la familia.

LA IMAGEN DE LA POSTPANDEMIAWhere stories live. Discover now