Prólogo

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Su respiración era agitada, su pies corrían a toda velocidad por la lluvia que lo estaba empapando hasta los huesos, nunca pensó que eso pasaría; que la persona a la que había admirado desde siempre, pudiera haberle hecho eso.

Se sentía sucio, estaba triste y decepcionado de la persona que alguna vez llamó padre. Quería a su mamá, quería que ella viniera corriendo y lo abrazara aun si siempre lo miraba tan fríamente; quería que su madre lo consolara y le dijera que ella lo protegería de todos los monstruos. Como le había prometido cuando era más pequeño, pero ahora ya no está, le había mentido.

Como todos siempre lo hacían.

Su madre se fue, lo sabia por que ella no amaba a su padre. Pero entonces, ¿tampoco lo amaba a él? ¿Por qué? ¿Qué hizo?
¿Por qué estaba tan enojado con ella y no con su padre que le había hecho cosas tan feas? No entendía ese dolor, ese fragmento que en su pecho oía romperse en miles de pedazos; esa palabras, esas miradas dolían mucho más que cualquier cosa que le hizo su progenitor.

Ella lo abandonó y eso le dolía más que cualquier cosa en el mundo.

En la lluvia, con las preguntas en su cabeza y los miles de dolores en su cuerpo por el exceso de adrenalina que había tenido antes de escapar de la casa lo hizo caer al suelo, donde el lodo y la suciedad lo recibió.

Lloro, lloro y lloro. Su pequeña figura solitaria solo se envolvió con las miles de emociones que su cabeza le daba. Dolía, pero no sabia como quitarlo, dolía, pero no sabía lo que significaba.

—Mami, abrázame. Me duele—Susurro llorando el niño, haciéndose bolita en el suelo mojado. Sus extremidades temblaban, su ropa rasgada por las caídas que había tenido sólo afectaba más el frío del horripilante invierno que se avecinaba. Sus ojos, negros como esa misma noche, se volvieron borrosos. No veía nada más que un lugar distante donde solo la oscuridad lo consumía.

No sabe qué fue lo que pasó, había llovido toda la noche en lo que se encontró tirado en el suelo. Sin embargo, a pesar de que sentía que en cualquier momento se desvaneceria como humo en el cielo, se levantó. Caminaba como podía, su rostro pequeño rojo por la fiebre solo lo hacía ver más lamentable de lo que se veía.

Su barriguita, ruijia cual motor. Sus manos, rodillas y codos estaban raspados, pero la sangre hace mucho tiempo se había secado.
Camino hasta que sus pies dolían, camino con miedo de que los hombres de su padre lo atraparan. Camino hasta ver una carretera donde la soledad prevalecía.

No sabe cuando tiempo pasó, pero la noche ya había caído de nuevo. Una gota en su cabeza, luego otra y otra, le dio a entender que otra vez llovería; de repente se detuvo y miro hacia sus espaldas donde diviso cuatro autos negros que venir hacia su dirección.  Rápidamente, con miedo, se escondió en unos arbustos afuera de la carretera.  Esperando a que no lo fueran a ver, sin embargo, contrario a lo que había esperado, los autos no eran los que usualmente usaba su padre.

Eran diferentes. Por lo que se calmó y siguió su camino cuando los autos desaparecieron de su campo de visión. La lluvia se incrementó más de lo que esperaba. Con suerte el niño sobreviviría en la noche, aunque como instintivamente su mente y su cuerpo eran más débiles, dudaba mucho que hoy viviera.

Los minutos continuaron, el pequeño omega, sin embargo, cayó exhausto y hambriento.   cerró los ojos «¿así, moriré?» lentamente solo pudo ver luces brillantes acercándose, levantó la mano, en un intento desesperado por sobrevivir. Al final solo pudo ver la silueta de una persona acercándose y un aroma peculiar que lo tranquilizó.

"Todo estará bien" Un susurro en su oído; dulce y fresco como el aroma que lo calmo hasta dormirlo.



































































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MAFIA In the morning [Bl]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant