Adios

37 4 0
                                    

Me encuentro en el centro comercial. En la parte más poblada del segundo piso. Además de que tengo buena vista a la entrada. Intentaba ver al dueño de esas cartas. Hasta que alguien robó por completo mi atención.

Un chico apenas más alto que yo. De aspecto enfermizo y ojeras muy notorias. Lo que más llamó mi curiosidad. Cargaba un oso de peluche consigo.

Lo seguí con la mirada hasta donde pude y un minuto después...

Vi como unas manos poco más grandes que las mías me acorralaban y el dueño olía sin pudor mi cuello.

_Que dulce olor. ¿No crees? Teddy.

Voltee sólo para ver de serca sus ojos violeta.

_Estamos en el centro comercial. Podrías por favor apartarte.

_Mmm. Tienes razón. Hay muchos humanos. Estorban. En mi mansión tendremos más privacidad.

_Quien dice que iré a tu mansión.

_Jaja. Seria lindo enviar la cabeza de Ayato a tu madre. Me pregunto que cara pondría. ¿O quieres que te mande la suya? ¿Cual prefieres? ¿Yui san?

_Serca hay un restaurante de comida rápida. Hablemos allí.

Ambos hicimos los pedidos y decidí ir directo al grano.

_¿Qué es lo que quieres de mi?

_Que quiero de ti... eso es fácil. Sé mi novia de sangre.

_¡Que! ¡Solo por eso llegaste a amenazar de muerte a mi madre y Ayato!

_Cállate... ¿Por qué tienes que gritar?

_No tenías que llegar a tal extremo solo por mi sangre.

_Sé de sobra que tu no quieres ser nunca más novia de sangre. Estaba seguro que no aceptarías. 

_...

_Te pagaré por adelantado.

Tomó su teléfono y envió una gran suma de dinero a mi cuenta.

_Muy bien. Recoge tus cosas y mudate a mi mansión hoy mismo.

Sin más opcion tuve que aceptar. Aunque sé de sobra que ese no era su objetivo. Solo uno de ellos.

Perdida en mis pensamientos terminé de recoger mis cosas e iba a despedirme de Ayato.

Acabé por toparmelo en la puerta.

_¡Pero que! ¿¡Te vas!?

_Si. A partir de ahora quedas en libertad. Ya borré todo lo que tenía contra ti. Gracias por todo.

Triste atravesé la puerta cuando un par de brazos rodearon mi cintura. Sentí un peso en mi hombro y acaricie el cabello rojo que tanto me encantaba.

_¿Por qué te vas?

_Tengo que irme. Desearía no tener que hacerlo. Quisiera permanecer así para siempre. Pero no es posible.

El abrazo se hizo más fuerte. Mucho más que antes y unos colmillos perforaron la piel en mi cuello.

_Solo me entristece que no puedo beber tu sangre. Nada más. Ni pienses que tendré sentimientos por una estupida humana.

Mentiroso.

Tomé su corbata obligando a que bajara para besarlo una última vez.

_Adios.





Novia de SangreWhere stories live. Discover now