Malcom

18 3 2
                                    

Oliver

Amaba pasar tiempo con Kat. Era linda, divertida, agradable y hermosa en todas las maneras posibles. Amaba cuando peleábamos sobre si las pasas son buenas o no, su obsesión por el café, la manera en la que trataba de entender cuando le explicaba mis libros de filosofía y el brillo en sus ojos cuando hablaba de sus sueños. La amaba demasiado, lamentablemente, no la amaba de la manera en la que debería amarla. No la veía de la manera en la que debería verla. No era mi culpa, o tal vez sí, no lo sabía realmente. Me odiaba por eso. Quisiera poder apreciar y valorar lo que esa chica tenía. Pero yo amaba a alguien más. Esa persona tenía los ojos verdes más hermosos que había visto, un cabello color canela hermoso y la sonrisa más contagiosa del mundo. Pero dios, no, no debería pensar en eso. Había estado evitando esas ideas. Me había estado alejando, porque sabía que no podía, no debía amarlo. Sí, dije amarLO. Desde hace algunos años sé que soy "diferente". Y hace 7 meses conocí a Malcom.

7 meses atrás

Estaba haciendo fila en la cafetería para recoger mi almuerzo, cuando de la nada, un chico tomó mi lugar en la fila.

— Oye, disculpa, ese es mi lugar

— ¿Algún problema, chico listo?

Oliver odiaba las peleas, pero este chico por alguna razón le sacaba su lado enojado, sin embargo, lo dejó pasar y no dijo nada.

Ese chico estuvo metiéndose con el por las siguientes semanas. Tomaba su lugar en la fila, lo golpeaba con el hombro y le sacaba el dedo cuando nadie veía. Un día Oliver entró al baño, y ahí estaba, el chico. Al pasar a su lado lo golpeó con el hombro y Oliver no aguantó más y lo empujó contra la pared. El chico lo volteó e inesperadamente, lo miró a los ojos y le dio un beso apasionado. Oliver nunca supo porque, pero siguió el beso, luego de unos segundos se separaron

— Soy Malcom, por cierto

— Soy Oliver

— Lo sé

— ¿Cómo?

— Me has gustado desde hace un tiempo, así que empecé a seguirte

— Oh... ya veo

— Aquí está mi número, perdedor — dijo arrojándole un trozo de papel al tiempo al que se iba

Desde ese día, Malcom y Oliver hablaban por horas por mensaje de texto. Hablaban de sus sueños, de sus problemas y de sus vidas en general. Malcom era hijo único, y su madre había muerto de cáncer cuando el tenía 11 años. Eso había hecho que su padre entrara en una depresión profunda y perdiera su trabajo. Desde ese momento se mantenía en trabajos temporáneos y apenas lograba cubrir sus necesidades básicas. Por eso Malcom trataba de mantenerse fuera de casa y se metía en problemas para recibir detención. Era lo que se podría llamar un "marginado social". No tenía muchos amigos, pero tenía a muchas chicas detrás de él. Era el típico chico "malo" con un buen aspecto. Él era un bisexual muy promiscuo. Se acostaba con muchas chicas, pero a muy pocas les había puesto realmente atención. Eso hasta que conoció a Oliver. Él creía que lo suyo sería algo casual como con los demás, pero a medida en que fue hablando con él, se fue enamorando. Se podría decir que ambos estaban en una relación. Pero ninguno decía nada. Malcom tenía miedo de su padre que era muy homofóbico y Oliver tenía miedo de lo que podía pasarle a su reputación. Eran como el Sol y la Luna, siempre se mantenían cerca, pero no podían estar juntos. Y eso los atormentaba a ambos.

Volviendo al presente, por eso no había queridocompartir su lista con Kat, porque tenía planeado hacerlo con Malcom. Él le había dicho que quería hacer todos sus sueños realidad, por lo que le había pedido esa lista. En ella había puesto: jugar al fútbol, hablar por horas de la existencia y escribirse cartas de amor. Había recordado todo esto porque le había echado un ojo a mi diario mientras escribía mis sentimientos por Kat, lo que me dolía no poder amarla y el tormento que pasaba día a día por no poder estar con quien realmente amaba. Mi diario era un tanto diferente a los otros. No relataba mi día, era más como poesía, pero no lo consideraba poesía debido a que no tenía rima, ni cumplía con ninguna regla en general. Esto era lo que había escrito hoy:

Me duele el amor. Me duele amar al que no debo y no amar a la que debería. Con ella las horas pasan volando, pero con él, él me hace vivir cada segundo a su lado. El destino la puso en mi camino, pero un demonio llamado amor me hace ver a otro lado.  

Esta historia no nos perteneceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora