Capítulo 8: Princesas desaparecidas

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Por la mañana, Desmond abrió la puerta de la habitación de las princesas mientras informaba a su duquesa. —Nadie llegó ni se fue, my lady.

Rowena pasó junto a Desmond pero no encontró princesas durmiendo en sus camas.

—Desmond, ven aquí —Desmond entró y se sorprendió cuando vio que todas las princesas se habían ido—. ¿Ves alguna princesa? —levantó la voz con ira. 

—Bien, no…

—¡Yo tampoco! —dijo. 

—Pero nunca me fuì de la puerta —explicó. 

—¿Me estás diciendo que simplemente desaparecieron? ¡Encuéntralas!

Brutus le hizo una mueca graciosa mientras  Desmond intentaba golpearlo, inmediatamente saltó y siguió a su dueña, dejando a Desmond buscar a las princesas.

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Derek acababa de llegar al castillo. Miró al cielo que ya estaba atardeciendo y deseaba devolverte la copa para poder pasar tiempo hablando contigo. Deseaba encontrarte lo antes posible para ver tu hermoso rostro y bailar en cada segundo.

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El médico real salió de la habitación del rey después de comprobar su salud.

—Pobrecito. Nunca ha sido el mismo desde que su Isabella falleció —Rowena le dijo la mentira para que no se diera cuenta de la salud del rey. 

—Ah, sí. Un corazón roto. Debí haberme dado cuenta. En ese caso, la medicina no lo ayudará  —guardó el elixir en su bolso. 

—Eso era lo que me temía —dijo Rowena con una falsa voz triste. 

—Su excelencia, no pierda las esperanzas. Nos veremos mañana —dijo el médico real. 

—Sí, por favor venga.

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Derek caminó hacia la puerta de entrada con Félix en su hombro. Vio que el doctor real salía  y que el mensajero real estaba a punto de cerrar la puerta. 

—Hola, señor. ¿Puedo ver a la Princesa T/n?

—¿No se ha enterado? Las princesas han desaparecido —dijo el mensajero real, sorprendiéndolo profundamente. 

—¿Desaparecido?

—Esto no huele bien —dijo Félix. 

—Oí decir a la duquesa Rowena que habían escapado —de repente, alguien lo alejó, Desmond.

—Tú, zapatero. No te necesitamos hoy.

 —Pero yo necesito ver a la princesa T/n —Derek trató de decir, pero Desmond aún insistió. 

—¡Dije que te fueras!

Cerró la puerta ruidosamente. Derek casi pierde la esperanza, pero su mirada se posó en el dormitorio de las princesas. 

—Dime que te vas a ir —advirtió Félix, suponiendo lo que su amo estaba pensando 

—Por ahora sí. La princesa T/n nunca huiría. Es posible que no quiera que la vean a ella y a las princesas.

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Se escondió en algún lugar hasta la noche para colarse en la habitación de las princesas. 

Barbie y las 12 princesas bailarinas (Derek x F!Reader)Where stories live. Discover now