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— Gracias por ofrecerte Jimin. —ambos estaban cargando las cosas que necesitarían para el show que se daría en unas horas.

En estos momentos podría haber estado con los demás, pero al ver que el pelinegro necesitaba ayuda con la organización del evento, no dudó en ofrecerse, recibiendo una sonrisa del contrario.

Jimin era muy nuevo en esto o era demasiado inocente, ya que jamás notó que el contrario le estaba coqueteando desde que lo acompañó.

— ¿Cómo inició la fundación? —estaba curioso por la vida que llevaban todos allí, así que cuándo no pudo aguantar más, simplemente preguntó.

— Me di cuenta de que muchas personas necesitan ser refugiadas o ayuda psicológica debido al rechazo constante de la sociedad, así que decidi empezar el proyecto con un amigo. —una sonrisa nostálgica se hizo presente en su rostro—. Lastimosamente el no soportó toda la presión y desistió con la idea de encargarse de todo el mundo, pero aún así ayuda con la parte económica.

— ¿Presión? —el pelinegro lo miró con una mueca.

— No todo es bueno Jimin, hay mucha gente que nos amenaza por el hecho de ayudar a personas "anormales" según ellos, o también hay gente que no lo logra y se dan por vencidos con la vida... —sus ojos se llenaron de lágrimas pero parpadeó rápidamente para que Jungkook no lo notara—. La sociedad es una mierda, pero para eso estamos nosotros, para decirles que no están solos.

— Eso es... wow, realmente no sé que decirte Jungkook...

— No te preocupes. —se rió—. No tienes la obligación de siempre encontrar las palabras perfectas o saber que decir.

"Sigue así y voy a terminar enamorado" pensó el rubio.

— ¡Jimin! —el rubio se giró y vio a Namjoon con jna caja— ¿Podrías poner esto en el tercer estante? —asintió y recibió la caja, que pesaba un poquito más de lo esperado—. Gracias, eres el mejor.

— ¡De nada! —gritó y el más alto le hizo un saludo militar.

Miró a Jungkook y lo vió ocupado con unos carteles, así que decidió subir la caja por si mismo y no molestar.

Pero no llegaba al maldito tercer estante.

— ¿Quién demonios hace estas cosas tan altas? —susurra.

Se pone en puntitas y sube la caja por encima de su cabeza, pero al ser pesada lo desequilibra y sus brazos caen para atrás, llevando su cuerpo cómo consecuencia.

Se esperaba un golpe, unos cuántos moretones o raspadura, cualquier cosa menos unas manos sosteniendo firmemente su cintura y un pecho apegándose a su espalda.

Y no se esperaba completamente un cálido aliento con olor a menta en su cuello.

Repito, Jesucristo en tanga.

— ¿Estás bien? —la voz ronca del contrario le puso los pelos de punta.

— S-si, lo tengo controlado.

— Mhm, seguro. —soltó una risita y resopló, causándole escalofríos al rubio—. Entonces... ¿vas a meterla?

Meter la qué.

— ¿M-meter?

— ¿Qué cosas está imaginando esa mente tuya, eh? Hablo de la caja.

— Oh, s-si claro.

Empujó la caja, la cuál estaba siendo sostenida por el más alto para que no se lo lleve como anteriormente y Jungkook al fin se separó.

— Ya casi está todo listo, puedes ir con tu amigo a darle la pulsera y a marchar si es que quieres, yo estaré más al frente. —el rubio parpadeó perplejo, se había olvidado de la pulsera de Taehyung.

— Gracias Kook. —ambos se sonrojaron por el apodo— ¿Nos vemos luego?

— Tenlo por seguro bonito. —le guiñó el ojo, poniéndolo aún más rojo.

"¿Soy sólo yo o hace calor?" se preguntó el rubio mientras caminaba (huía) fuera de allí.

Be Proud ©Kookmin auWhere stories live. Discover now