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29 de mayo de 2008.

Harry nunca ha vivido en contextos familiares sanos. Primero, no tuvo la oportunidad de conocer a sus padres biológicos. Luego, siendo un bebé de poco más de un año, fue dejado a su suerte en la casa de sus tíos, bajo el cuidado de personas aberrantes que lo dañaron psicológicamente la primera parte de su infancia, atravesando las peores situaciones que un niño no debería ni imaginar. Sintiendo que eso era lo que merecía hasta que fue rescatado gracias a la magia, ese don por el que era constantemente hostigado. 
Luego, hubo buenos corazones que le rescataron de ese pozo, y cuando creyó que finalmente tenía una familia, esta, hizo hasta lo imposible por acabar con la oportunidad de empezar a construir una nueva historia, de armar su propio mundo  junto a un hombre que, roto, al igual que él, le ofrecía su alma hasta el fin de los tiempos.

—¿Señor Potter? ¿Acepta?...


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Año 2002.

Harry Potter, el buscador estrella de los Puddlemere y el soltero más codiciado del mundo mágico, ha sido atrapado como a una snitch, por nada más que el ex mortífago Draco Malfoy.
¿Qué pensarán sus seguidores de esta elección?

Así rezaba la portada de la revista de chismes de Rita Skeeter:
"Harry Potter enamorado de Draco Malfoy, a partir de la pág 27".

Todo un revuelo, no solo para la comunidad mágica.




***
El destino les plantó la oportunidad de encontrarse en el 2002, al cruzarse en la boda de Oliver Wood, su compañero de equipo y de Daphne Greengrass.
Fue una atracción instantánea, miradas, sonrisas y una chispa, que todos a su alrededor al verlos bailar por el salón, coincidieron en que Harry y Draco, encajaban a la perfección.

Dejándose llevar por su historia y sus personalidades, tuvieron un comienzo interesante. Al principio a ritmo pausado. El ostracismo por el que Draco tuvo que pasar, le obligaba a tomarse su incipiente noviazgo con cautela. Pero Harry nunca desistió y supo aportar de su inmejorable cuota de paciencia para que su dragón se sintiera seguro. Siendo así, cuando Draco comenzó a confiar, la relación fue creciendo y Harry nunca se había sentido tan feliz.

Y aunque tenían sus discusiones y problemas como cualquier pareja, el amor era tan grande que sabían que las cosas se solucionan hablando.

Draco era mordaz y ácido, la costumbre de su petulancia seguía intacta. Pero esas cualidades Harry ya las conocía desde la infancia y las adoraba, para Harry fue toda una revelación conocer al otro Draco, al que lo besaba con tanto ímpetu, cómo si temiera perderlo. El que decía las cosas más cursis del mundo en la intimidad o el que se preocupaba por cada asunto con respecto a la cotidianidad de sus actividades. Draco podría ser un bastardo para muchos, un mortífago sin redención, pero para Harry, Draco era el sentido de su vida. Draco era su familia.

Sin embargo, también los Weasley eran su familia.
Un clan que le permitió ver, qué existen hogares buenos, llenos de amor con personas tan unidas como la carne y la uña. Tan diferentes a lo que él conoció junto a los Dursley.

O eso creyó Harry.

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Primera analepsis. Año 1999.

Por primera vez en muchos años, Harry sentía que la bondad lo abrazaba, esas personas que apenas si lo conocían, lo aceptaron y lo amaron tanto o más que a un hijo o un hermano.
Puesto que desde esa corta edad, lo que más ansía un niño es un seno familiar amoroso, que le brinde seguridad emocional, contención, y eso fue lo que los Weasley le obsequiaron sin pedir nada a cambio.
Provocando en Harry una lealtad incondicional a la familia más querida del mundo mágico, y aunque desde afuera todo parece hermosas rosedales creciendo en primavera, ha de entender Harry que las rosas terminan lastimando.

Mientras era niño, para los Weasley, fue sencillo ordenar la vida del pequeño huérfano. Junto a Ron y los gemelos, Harry nunca se preocupó por nada más que disfrutar de su nueva etapa.
Para el matrimonio Wesley, sin embargo, sus hijos fueron el conector que les permitió controlar las acciones del niño sin caer en las sospechas de nadie. Solo ellos sabían las razones de su obsesión por tener a Harry bajo su manto.
Mientras tanto, Harry crecía feliz y a pesar de estar guiado con la crianza Weasley, nadie podía negar que sus genes Potter latían por todo su sistema.

"La rebeldía y obsesión por no seguir las normas impuestas, es una característica que acompañó siempre a tu antigua familia. Eso es lo que forjará tu verdadero camino, Harry". Le confesó Dumbledore la última noche antes de morir.

Después de ese día, la vida y el carácter de Harry cambiaron drásticamente. Y por sospechosas razones, los Weasley empezaron a reprobar sus decisiones a medida que la juventud tomaba terreno en la personalidad del niño que vivió.
Claramente, ellos exponían su desacuerdo mediante un discurso basado en el amor y la preocupación genuina, tratando de influir en sus decisiones con su mente cerrada y su lema de "Harry, nosotros somos los buenos y los demás no".

Y aunque Harry siempre tomaba como ley, cada consejo y advertencia de la "familia" hubo un primer quiebre con la tribu de pelirrojos que ocurrió cuando Harry finalmente aceptó su orientación sexual y dejó a Ginny.

Devastada, Molly le habría intentado convencer de que eso era pasajero, asegurando de que la etapa experimental del sexo pasaría y él volvería a los brazos de su Ginevra.

Pero el tiempo pasaba y Harry adoraba cada vez más acostarse con otros hombres y no sentía por Ginny más que cariño de hermanos.



***

—Harry… si, si tú me dejas, ¡yo me voy a matar! —le gritó Ginny sin reflexionar en lo que estaba diciendo.

—Ginny, escucha. No puedes hacerte esto. Hay todo un mundo por delante…

—¿Por qué ya no me amas Harry? —preguntó angustiada.

—Yo si te quiero Ginny… —dijo él tomándose su tiempo y buscando las palabras adecuadas para no lastimar más a la hermosa chica que lloraba sin parar—...

—¿Así tan pronto se te acabó el amor? —interrumpió y su tono empezó a tomar otro color.

—No sé en qué momento sucedió, pero me di cuenta que siempre estuvo ahí. Quizás al principio era porque mi mente no concebía otro pensamiento que no fuera Voldemort, pero cuando solté esa mochila, el deseo floreció por sí mismo. Y…

—Y en ese florecer te acostaste con Colin Creevey mientras estabas conmigo… eres muy bastardo Harry. Sin embargo te perdone, y así me pagas. Me dejas —siseo enfurecida.

—Yo, lo siento… no debí haber hecho eso. Sé que no habrá disculpas suficientes para reparar mi infidelidad. Por eso ya no debemos seguir con nuestra relación Ginny.

—¡No! Harry no me dejes por favor. —ella se abalanzó y apoyó su húmedo rostro en el cuello de Harry. Sollozando y temblando como una hoja repetía: "no me dejes Harry, yo te amo''.

Harry sabía que no sería fácil, pero jamás creyó que la ruptura tomaría este rumbo.

—Ginny, por favor no lo hagamos más difícil. Las cosas cambiarán, pero pronto los dos lo superaremos, y al final tendremos un lindo recuerdo de lo nuestro.

Ella se apartó y fijó sus enrojecidos ojos cafés en el muchacho que la estaba diciendo que ella sería un lindo recuerdo y a cambio la estaba dejando para irse y poder libremente chupar vergas a granel.

Una cachetada que resonó cómo un gong en la cara morena de Harry, y la ira palpitante en todo el lenguaje corporal de la chica Weasley.
Harry sobo su mejilla que ardía como una pequeña quemadura y sin decir nada, salió de la habitación.

Pasaron unos meses para que todos se repusieran de aquella ruptura, más al clan no le quedó más remedio que aceptar que Harry era homosexual y no estaría junto a Ginny de por vida. Pero en esa falsa aceptación, se escondían planes que le impedirían a Harry ser feliz.

«Weasley o nadie»

Fin de la analepsis.

***

Mientras Harry tomaba la decisión de vivir solo en la casa heredada por su padrino, los que se quedaban en la madriguera le desearon a su espalda, que todo lo que hizo sufrir a ellos, le vuelva recargado y con cizaña.

Pero para eso no bastaba con desear, los Weasley tenían que actuar.

Entre Caníbales Donde viven las historias. Descúbrelo ahora