|0.07|

1.4K 108 8
                                    

A la hora acordada, escuche los motores de dos motos por lo que salí a asomarme.

- Espero que no te moleste, Ran quería venir con nosotros- dijo y el mencionado me sonrió.

- Claro, entre más mejor, sólo espero no morir en el intento- respondí con una gotita en la sien, Rin se rió y me dio una pequeña palmada en la cabeza, nos subimos a su moto y fue rumbo a una especie de dojo sólo que este era un poco más grande y podías realizar diferentes actividades.

Entramos al lugar y los chicos se subieron a una colchoneta donde empezaron a pelear. Yo me senté en una banca frente a ellos y los animaba, nunca había venido a un lugar como estos por lo que no sabía que hacer. 

- Quieres intentarlo, Nara- dijo Ran levantandose de la colchoneta.

- Así estoy bien, gracias -

- Oh vamos- Rin me tomo de la muñeca y me subió a la colchoneta. Como yo no sabía que hacer, sólo me quedé parada, Rin se acercó hacia mi por detrás y sentí su mano agarrar mi muñeca.

En ese mismo instante recordé lo que había sucedido el día de ayer y empuje a Rin.

- No, sueltame!- grite. - Sueltame por favor no me hagas nada -

- Hey princesa tranquila- Rin se acercó a mi y me rodeó con sus brazos.

- Todo está bien, no le pasa nada viene con nosotros- dijo Ran al ver que las demás personas que estaban ahí se habían acercado a ver lo que sucedía.

- Perdón- dije intentando calmar mi respiración.

- Tranquila, que te parece si mejor vamos a comer algo antes de irte a dejar a tu casa- propuso Ran, Rin me ayudó a levantarme ya que, estuve sentada en el colchón, y salimos de aquel lugar.

Los chicos aparcaron sus motos en el estacionamiento y entramos al local.

- Buenas tardes que van a ordenar- se nos acercó un mesero.

- Yo quiero un plato de udon por favor- pidió Ran.

- A mi deme un soba frío y tu que vas a querer princesa -

- Katsudon, por favor- respondí y el chico asintió.

- En un momento les traigo su orden- se marchó dejándonos solos.

- Lamento haberte gritado -

- No te disculpes por eso, mi intención nunca fue incomodarte y debí de haber pensado mejor antes de actuar- asenti y poco después llegó nuestra comida. Comimos en silencio y terminando los chicos pagaron su parte y la mía.

- No tenían que hacer eso- hable una vez fuera del local.

- Nosotros te invitamos, era obvio que teníamos que pagar -

- Pero por eso trabajo yo, para pagar mis cosas -

- Mientras sigas estando con nosotros, y te invitemos a algún lugar, nosotros pagaremos lo que consumas- respondió Rin y Ran asintió.

Me fueron a dejar a mi casa y después ellos se fueron a la suya. Aún no llegaba mi papá a la casa, por lo que aproveché para leer un libro mientras llegaba.

Tenía varios días que ya no leía uno y no estaba acostumbrada a dejar de leer tan repentinamente, como no había ido a la biblioteca no me quedo de otra que releer los libros que tenía sobre mi estante.

Estaba tan concentrada leyendo mi libro que no noté cuando llegó mi papá.

- Dame de comer!- grito.

- Perdoname- me paré del sofá y fui a darle de comer.

- Tu no vas a comer -

- No, ya comi- respondí sonriendole, estaba ebrio. - Oye hoy vino Sakura-san a cobrar lo de los servicios -

- Esa maldita vieja -

- Si le pagaste verdad -

- Con que puto dinero quieres que le pague si tu no me das ni madres, todo lo tengo que pagar yo!- me grito aventando el plato de comida al piso, este se rompió y todo el caldo junto a las verduras se rego por todo el piso.

- Papá calmate- pedí asustada de su actitud, jamás se había portado así conmigo.

- Cállate maldita zorra!- grito dándome una cachetes. - Y recoge todo este desmadre- peino sus cabellos hacia atrás, salió del comedor y fue directo a la sala, donde avento mi libro al piso y encendió el televisor. - Y todavía te gastas tu poco dinero en esas chingaderas -

Yo sólo me agache para levantar los pedazos del plato roto, cuando estaba por terminar me corté con un último pedazo, lleve mi dedo a mi boca y succione la poca sangre que salía. Me levanté del piso y fui directo por la escoba y el recogedor, terminando subí a mi cuarto, cerrando la puerta con seguro y me hice bolita en un rincón de mi habitación.

- Por que, que estoy haciendo mal- mis lágrimas comenzaron a salir y no hice ni el mayor esfuerzo por intentar ocultar mis sollozos. Me sentía tan mal conmigo misma además de que me seguia sintiendo sucia por lo de ayer.

Y lo peor de todo es que no tengo una madre para contárselo, y tenía miedo de que mi padre me insultara como hace rato, por no haberme defendido.

I LOVE HER   Rindou Haitani Donde viven las historias. Descúbrelo ahora