Capítulo 54: El final del viaje

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Yashi despertó, sin entender qué había sucedido. Escuchaba a Tierra pedirle que reaccionara, ¿seguía en el claro? Todo estaba borroso y le daba vueltas. Percibió la suavidad de las mantas, una almohada, el olor a tierra mojada junto a un río. Comprendió que se hallaba en cualquier otro lugar menos la selva donde ocurrió la guerra.

Se llevó las manos a la cabeza y sintió durezas sobresaliendo de la piel, semejantes a ramitas incrustadas que decoraban su frente y sienes.

"Son mías" —explicó Tierra—. "Se caerán solas".

«¿Qué pasó? Intentábamos quitarle a Azar y algo salió mal. ¿Lo conseguimos? ¿Lo vencimos?».

Registró la carpa con la mirada. Por la forma, calidad de la tela y los símbolos, debía ser del Gremio Supremo. En el futón de al lado dormía Karen. Quiso alcanzarla, pero apenas pudo mantenerse sentado.

"Entenderás mejor si lo ves".

Tierra le compartió sus recuerdos de la pelea, sin omitir nada: sus pensamientos y también lo que sintió. Cómo casi mata a Aztaroth y su desilusión con Tiempo. El conflicto de entender que el mago era para su colega lo que el aprendiz para él.

La gratitud tras asimilar la verdad.

No ganaron ni perdieron. Salieron vivos y con sus elementales intactos. El mago huyó llevándose a Azar, sin embargo, Tiempo quedó libre del control y prometió ayudarlos, esperando que lo rescatasen.

Una desazón agridulce invadió a Yashi. Quería lastimar a Aztaroth por lo que hizo y a la vez sabía que estaba mal. Vengarse arruinaría la posibilidad de cambiar las cosas. Su imagen al final, cuando Tiempo lo rescató, herido y azorado por desbloquear parte de su pasado lo dejaba sin habla.

—Romper el ciclo —murmuró.

Estrujó las sábanas. El dolor y la rabia se atoraron en su garganta e incapaz de articular soltó unos gruñidos ininteligibles. Karen reaccionó con el ruido.

—¡Despertaste! —Estaba tan contenta que ignoró su conflicto. Se lanzó a abrazarlo, empujándolo y sólo entonces reparó en sus quejas de dolor—. ¡Ah, perdón!

—Estoy bien, pero aún me duele todo.

—Dormiste por dos semanas.

—¿Dos semanas? ¿Dónde estamos?

El Décimo Mago entró en la tienda y cerró detrás de sí. Afuera quedó un tumulto que sonaba a sus compañeros, controlados a duras penas por Opal... Y unos ladridos.

—Estamos en el límite del territorio de los elfos zafiro, lejos de lo que pasó. —Se sentó en cuclillas a su lado—. El Mago Supremo consideró que estarías mejor en tu entorno y me envió con ayuda para cuidarlos, hasta que despertaras. —Lo señaló cortés—. ¿Puedo revisarte?

Yashi se prestó calmo, entendió que ocultar el secreto de Tierra era en vano. Tan vívido como si fuera ayer, pudo recordar la imagen del Alto Mago que lo visitó cuando niño, buscando una solución a su extraña condición.

«Era él, el Mago Supremo, aunque entonces habrá tenido el cargo de Primer Mago... Insistió en que si me llevaban con ellos empeoraría».

"Debió reconocerme y optó por protegernos. Eras muy joven para ir al Gremio Supremo, crecer allí hubiera cegado mi conexión con la naturaleza y Terra".

«El viejo lo supo todo el tiempo y se hizo el leso».

Tras examinarlo físicamente pasó a su condición y cómo repuso energías, conversando en medio de su escrutinio.

—No te veo con problemas, la regeneración del elemental funciona de maravilla y tu energía vital ya se repuso por completo. —Sonrió avergonzado al ver su expresión incómoda—. Sé la verdad. Me la confió antes de venir, después de todo, es improbable que la última persona en la cadena de mando sepa algo trascendental. Y mis viajes entre la isla y Terra son menos sospechosos porque soy al que siempre encargan los mandados. —Le puso más almohadas y así se mantuviera alzado—. Todo en orden. Mañana podrán volver a sus hogares.

Archimago 6, Al final del viajeWhere stories live. Discover now