Capítulo 14

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Steve:

Apenas abrí los ojos, un antojo de comer chocolate con algo picante me abatió. Eran las once de la mañana de domingo, me sorprendí al darme cuenta que desperté tan tarde, pues por lo general, siempre solía despertar a las ocho de la mañana, pero últimamente me sentía muy cansado y dormía como un maldito oso gracias al embarazo. Giré sobre mi lugar y mi corazón se partió en dos al darme cuenta que un lado de la cama estaba vacío. Faltaba esa melena completamente desordenada a mi lado, soltando ronquidos apenas audibles y la almohada babeada por él. Qué vacío me sentía ahora que las cosas han cambiado.

No quería levantarme, pues mis ánimos estaban en el piso en este momento, pero mi hambre y mis antojos podían más, era la primera vez que me pasaba, pues estos últimos días no quería comer nada y ahora moría por comerme el mundo.
Bajé a la cocina luego de ponerme un suéter grande que escondiera mi vientre, pues mis padres todavía no sabían sobre mi embarazo. No encontraba una forma de decirles sin que estuvieran decepcionados de mí, sobre todo el idiota de mi padre. 

—Buenas noches, cariño —saludó mi mamá en tono burlón porque me había levantado tarde—. ¿No vas a ir al gimnasio?

Ya no puedo ir...

—No, mamá, me siento cansado —dije abriendo el refri.

—Te hice hotcakes, por si tienes hambre, porque el niño últimamente ha dejado de comer.

Giré sobre mi lugar y miré los hotcakes humeando en la mesa del comedor, lamí mis labios al verlo y en seguida busqué el envase de chocomilk, la miel, el chocolate líquido y la salsa picante. Dejé todo en la mesa, serví la leche de chocolate en un vaso, no sin antes decorarlo con chocolate líquido en los bordes. Coloqué el mismo sobre los hotcakes junto a la miel y la salsa picante, tomé un tenedor, y como si no hubiese comido en una semana entera, devoré la comida. Podía sentir la mirada de desagrado de mi mamá al ver que le seguía echando salsa a mi desayuno.

—Hijo, hijo, tranquilo que no se van a terminar todos los hotcakes del mundo —mi madre se sentó frente a mí y me miró preocupada—. Steve...

—Mhm —ni siquiera la miraba por comer.

—Basta, ¡basta! —entonces me quitó mi comida y la hizo a un lado.

—¡Oye! ¡Déjame comer! Tú querías que comiera, ¿no?

—Pero no así, Steve —suspiró pasándose una mano por la cara—. Quiero que me digas qué te pasa por favor, últimamente te he visto muy raro. Es por el chico ese... Edward, ¿verdad? 

—Mamá, estoy bien, claro que me siento mal por Eddie, porque lo extraño —mi voz se quebró, aquí van las hormonas de nuevo—. Pero no puedo hacer nada y no necesito un psicólogo, estoy bien así.

—Pero te he escuchado vomitar, cielo, y eso me preocupa, un día no comes, otro día haces combinaciones raras con la comida, ¿tienes algún desorden con la comida? Necesito que confíes en mí, por favor —dijo tomando mis manos y acariciándolas—. Sé que la mayor parte del tiempo me la paso viajando y he estado ausente, pero soy tu madre y me preocupa verte así.

—Yo... solo es acidez por el estrés, mamá.

—¿Y qué te estresa? ¿Edward? ¿La universidad? ¿El trabajo? ¿Tu futuro?

—Todo —las lágrimas salieron sin querer y ella me abrazó.

Y mi bebé, siento que voy a ser un padre terrible que no le va a dar una buena vida.

—Tranquilo, hijo. Son cosas normales que tienen solución —me susurró acariciando mi cabello con lentitud.

—Lo de Eddie no, estará encerrado de por vida.

I can't feel you | Steddie M-PREGWhere stories live. Discover now