Iliana

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Me desperté a la mañana siguiente con pereza, mire la hora sin mucho animo, las diez y media pasada, suspire para ir a la pequeña cocina y me prepare un café sin mucha prisa. Mire en dirección al sofá para ver al perezoso de Oliver tumbado a lo largo en él.

Reprimí una risa para no despertar al peludo felino que se había hecho el dueño de mi sofá, me termine el café, lave la taza y acto seguido fui a mi habitación para cambiarme a unos pantalones vaqueros largos, el sujetador, una camisa verde con un estampado de una tortuga marina y mis converse rojas, estaban algo antiguas pero les tenía un especial cariño.

Agarre mi mochila de tela color beige y metí en ella lo que creí necesario, añadiendo una pequeña botella de agua y unos caramelos de fruta por si acaso me entraba algo de hambre por el camino a mi nuevo trabajo, que por cierto estaba casi en la otra punta de la ciudad, por lo que cogería mi bicicleta, no era mucha cosa, pero mis padres me la regalaron a los 18, no podían permitirse comprarme un coche y como "compensación" mi padre me regalo una bicicleta de segunda mano de color rojo metálica y con una pequeña cesta atada al manillar.

Una vez asegure que tenia todo lo necesario salí de nuevo al salón, me acerque a Oliver que ya estaba despierto y le acaricie la cabeza a modo de despedida.

- Hasta luego Oliver, pórtate bien mientras no estoy en casa pequeña bola de pelos- Dije con una sonrisa y el me respondió con un maullido y un leve ronroneo.

Me acerque al cuenco donde guardaba las llaves y agarre las del piso más las del candado de la bicicleta, abrí la puerta y la cerré para dirigirme a las escaleras, porque sí, soy de las personas que odian el ascensor, aunque yo tengo cosas más personales con esas cajas de metal sujetas por cuerdas que espero que sean de acero.

Llegue a la planta baja y salí por el portal principal del bloque, justo a la izquierda se encontraba mi bicicleta, tal y como yo la había dejado, atada con el candado a una señal de paso peatonal. Parte buena de vivir en estos tipos de barrios es que si te llegan a robar solo debes preguntarle a la señora que se pone en la ventana desde que amanece hasta que anochece, sin duda son mejores que las cámaras de seguridad.

Una vez un tipo intento robar mi bicicleta y una de mis vecinas al verlo, le lanzo una maceta vacía en advertencia para que se alejara y creo que pensó que por su salud era lo mejor porque literalmente me dijo que salió corriendo. El día que me lo conto admito que me quede de piedra, podría haberle dado en la cabeza a ese señor y ella me lo conto tan tranquila, como si fuera lo más normal del mundo.

Aunque admito que ahora lo recuerdo y me rio.

Solté la bicicleta y salude a la señora Brown, que venía de hacer la compra en el super de la esquina. Subí a la bici y empecé a pedalear en dirección a mi destino.

El psiquiátrico de Aston

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Aquí la parte tres después de un mini bloqueo de mi tiempo para escribir.

Intentare subir el siguiente lo más pronto posible ^^

Un besito a todos los que me están apoyando, no sabéis la ilusión que tenia de empezar a compartir mis historias ^^

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Pdta: Amo a Oliver 

Pdta: Amo a Oliver 

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Rojo Sangre, Azul Mar (EN PROCESO)Onde histórias criam vida. Descubra agora