027

49 4 2
                                    

El jardín en el que se verían era el área de jardinería del templo de la Naturaleza. Era irónico, lo sabía, pero esa era el área en la que más había vegetación y fauna de todo el templo.

Al llegar, simplemente se sentó, esperando pacientemente al ángel oscuro. El ser su novia de un día para otro fue un golpe de genialidad, pero seguía siendo confuso. Pero por algo serían novios, ¿no? Para explorar lo suyo más a fondo.

Tomó una flor rosa y le arrancó algunos pétalos por mero aburrimiento, enfocando toda su atención en esta misma. Si Viridi la viera en ese momento, la decapitaría.

—Hola.

Dark Pit habló, haciendo que mirara hacia arriba. Estaba mirándola con esos ojos rubíes, los cuales reflejaban burla pura.

—Hola. — se levantó, mirándolo fijamente.

—Te ves hermosa. — bajó la mirada, ruborizada.

—Gracias... — no lo miró, no podría hacerlo sin explotar.

—¿Llevas mucho esperando? — se sentó, la ángel imitó su acción y se sentó nuevamente.

—No, casi acabo de llegar. — Dark Pit asintió.

—Me alegro, no me hubiera gustado hacerte esperar. — estaba comportándose tenebrosamente amable, pero suponía que era por el hecho de formalizar su relación.

—Es lindo que pienses así.

El pelinegro acercó su mano y pasó unos cabellos por detrás de su oreja tranquilamente, sin darse cuenta del hecho de que estaba poniendo nerviosa a la contraria.

—Ya está, es mejor así, ¿no?

____ asintió con la cabeza.

—Estás muy amable, das miedo. — Dark Pit frunció el ceño.

—Hasta si soy amable te da miedo. Ya decídete, mujer. — se cruzó de brazos.

—No es miedo, es... — dudó de que palabra usar. — Confusión.

—¿Confusión de qué?

—De que seas amable y cariñoso, no te imagino en esa... dimensión.

—¿Entonces quieres que te trate igual que antes?

—No estaría mal, pero si quieres seguir así...

—No, está bien. — parecía que se había ofendido, pero no fue así.

—¿Te enojaste?

—No.

—¿Seguro?

—Que no.

—Vamos... — finalmente, la tomó del mentón, acercando su rostro al suyo.

—Esto es lo que haría mi yo de antes.

La besó en los labios, tomándola de la mejilla. No sabía ni qué hacer, por lo que simplemente se quedó quieta, siguiéndole el ritmo.

Aquello podría llegar a funcionar para ella.

—Puta, qué asco.

—¡Viridi, lárgate! — exclamaron al mismo tiempo al separarse.

✓ ICARUSGRAM, dark pit.Where stories live. Discover now