Capitulo 28

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Klaus caminaba con una sonrisa, mirando alrededor con éxtasis, recordaba esta ciudad hace 120 años atrás, no podía compararse en nada como lo era ahora, una ciudad que ahora era la atracción favorita de los turistas, la ciudad del jazz. Reconocida por sus famosos carnavales, de música, baile y bebidas. Una agradable melodía de jazz llego a sus oídos, siguió el sonido llevándolo a una pequeña plaza atestado de turistas, varios puestos de adivinas estaban regados por el lugar. Algunos puestos incluso tenían fila para saber su futuro o suerte. Miro con atención los puestos, deleitándose de fondo con la dulce melodía que tocaban unos músicos en la esquina del lugar. Noto que un puesto al fondo estaba solo, solo una mujer mayor de tes oscura aguardaba con los ojos cerrados, en su mesa había cartas y una bola de cristal. Pero lo que Klaus le intereso fue las singulares piedras y hiervas que tenía a sus pies en diferentes cuencos. Esos eran básicos instrumentos de una verdadera hechicera.

Con una sonrisa arrogante se aproximó al puesto, evadiendo con fluidez el gentío. Una chica lo retuvo tomándolo del brazo, Klaus se le quedo mirando, era una simple humana, la chica le sonrió entregándole un pequeño anuncio, invitándolo al desfile que tendría lugar el día de mañana en la noche, colocándole una pulsera de colores, como un pase VIP para las bebidas. Klaus miro la pulsera, era simple y de baja calidad. Pero si le daba bebidas gratis, porque quitársela. Guardo el anuncio en su chaqueta y se acercó al puesto. La hechicera abrió los ojos de golpe, mirando al rededor. Cuando sus oscuros ojos se posaron en él, hubo inquietud en su mirada y sin demora comenzó a recoger todas sus cosas.

—Buenas tardes, encantadora mujer ¿Hay tiempo para uno más? —pregunto sentándose en la sencilla silla de plástico.

—No tengo nada para ti —exclamo la hechicera con frialdad. Sin atreverse a mirarlo a los ojos, deteniendo sus movimientos para marcharse. Sabía que ya no sería posible irse sin llamar la atención.

—Eso no es muy amable ¿o sí? tu no me conoces.

La hechicera lo miro con hostilidad y frialdad, mirándolo como si fuera el ser más repugnante que allá visto. Arrugo la nariz en disgusto, dándole a entender a Klaus que incluso su olor no era de su agrado.

—Se exactamente lo que eres, eres mitad vampiro y mitad bestia —la hechicera poso sus manos en la mesa acercándose a Klaus sin levantarse—, eres un híbrido.

Klaus sonrió con arrogancia, siempre le gustaba que supieran de él. Que lo conocieran. Que supieran de su famosa reputación. Era una satisfacción que jamás podría quitar. ¿Quién podría? Lo hacía sentir poderoso.

—El híbrido original de hecho, pero eso es una historia para otra ocasión. Estoy buscando a una persona, a una hechicera. —miro a la mujer con intensidad. Las hechiceras eran hábiles mentirosas, pero sus expresiones siempre las delataba—. Tal vez puedas ayudarme a encontrarla. Jane Anne Devero.

La hechicera se removió con nerviosismo al escuchar el nombre, volteando sus ojos hacia los lados. Temiendo a que alguien lo allá escuchado.

—No, no la conozco.

—Creo que no eres buena mintiendo ¿o sí? —Klaus se acercó tomando las manos de la hechicera con rapidez cuando percibió que se iría. La hechicera apretó los labios con disgusto ante el toque de Klaus. Pero no se movió, se mantuvo inmóvil mirándolo con desagrado—, es que yo, yo sé que eres una hechicera en un mar de fantoches, así que ya basta de mentiras. Soy un poco impaciente. Ya deberías saberlo.

La hechicera separo su mano de las de Klaus como si quemarán. las bajo con lentitud a su regazo, limpiándolas con sutileza.

—Las brujas no hablan de más en la calle. —informo con hostilidad— El vampiro no lo permite, es una regla. —miro con frialdad a Klaus—. No rompo las reglas de Marcel.

Minima Consequatur (Libro 1)Where stories live. Discover now