Capitulo 35

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—Sabes que sería sencillo para mi curarte ¿no? —comento Rebekah quitándole el quinto fragmento de botella incrustado en el brazo.

Matt apretó los labios, creando una horrenda mueca de dolor. Antes de mirar detenidamente a la vampira, quien tenía su vista totalmente concentrada en su herida. Inesperadamente eso lo conmovió. Siempre encontró aterradora a la inmortal. No era estúpido como para ignorar que ella lo quería de una forma romántica, una muy retorcida y confusa relación romántica sin duda. Algo que ella solo entendería en su loca y alborotada cabeza.

—Estaré bien —susurro después de un tiempo de silencio.

Rebekah coloco los ojos en blanco.

—Anda, déjame ayudarte Matt —rogo. Algo que le costaba hacer. Las negativas de Matt y sus alejamientos sutiles pero certeros, le provocaban una sensación incomoda a Rebekah. Casi como una decepción y tristeza. Pero la vampira se negaba a tomarlo como tal, porque al hacerlo, la respuesta seria clara, y por más que la apaciguara con ferocidad en lo más oscuro y remoto de su cerebro y corazón, algún día saldría a frote. Comenzaba a enamorarse del humano.

—No eres tú. —aseguro Matt al ver la decepción en los ojos de Rebekah—. Es... es que las personas en este pueblo tienden a hacerse vampiros. —Una mueca divertida surco los labios de Matt distraídamente. Tomando la atención absoluta de Rebekah—. Ahora que lo pienso sería un buen eslogan para los turistas aficionados con los tuyos.

Rebekah bufo ante las divertidas palabras de Matt. Imaginando juguetonamente ese eslogan en la entrada del pueblo. Con una calurosa y afectiva despedida <<vuelva pronto si desea probar de nuevo el placer de ser mordido>>

—Solo quiero graduarme siendo humano. —confeso Matt. Tomo entre sus dedos un hilo que comenzaba soltarse de su pantalón, creando una fina línea de separación. Se relamió los labios bajando la mirada, un poco avergonzado. Sopesando que tanto debería decir. Había algo en particular que quería soltar. Algo que había estado sopesando desde que le hablaron del muro sobrenatural con el mundano en el otro lado—. En realidad.... —comenzó casi con un tenue tartamudeo—, no me importa si me convierto en vampiro o no después de la graduación. Tan solo... quiero terminar esta faceta de mi vida, sin un cambio... radical. Todo el mundo a mi alrededor ha cambiado, yo soy el único que se ha quedado atrás. Y lo sé desde hace tiempo. Y si soy honesto, tengo miedo a envejecer y que todos mis amigos tengan que presenciar mi funeral. Quiero estar con ellos. En el bando de lo sobrenatural. —termino con una pequeña sonrisa.

Rebekah lo observaba catatónica. Una burbujeante esperanza llenaba su cuerpo de una forma abrumadora que confundía todos sus sentidos. Había una posibilidad de poder estar con Matt, una opción eterna.

—Hay un botiquín atrás. —soltó Matt, sobresaltando a Rebekah. El chico la miro con un poco de diversión en el rostro, al ver como caían las cosas a su alrededor, cuando ella se levantó. Era un actuar muy torpe para un vampiro—. ¿Estas bien?

—Si.

—¿Segura? —pregunto, cogiendo con la mano las pinzas que aventó Rebekah al dejar el frasco con fragmentos de botella, sobre la mesa.

—Si, iré por el botiquín. —aseguró caminando hacia el almacén con rapidez. Estuvo a punto de usar su velocidad vampírica, pero no quería que se notara tanto su huida del lugar.

—De acuerdo.

Rebekah entro al almacén recargando su frente en la pared, golpeándola con delicadeza sobre esta, para que Matt no escuchara el fuerte ruido. Cerro los ojos un momento, reviviendo todo lo que paso hace tan solo unos segundos, recriminándose por su falta de control y vergonzosa torpeza. ¿Qué vampiro que se respete es torpe? Ya se imaginaba el rostro de su hermano Klaus si lo hubiera visto. Debía asegurar de alguna forma que este evento jamás llegara a sus oídos.

Minima Consequatur (Libro 1)Where stories live. Discover now