Capítulo 39

52 13 17
                                    

NATASHA.

Tyler mató al hermano de Ben.

Nada nuevo.

Lo sé, pero me parece extraño que nunca me lo haya dicho después de saber cómo era, y que días atrás Charlie dijo que había sido uno de los de su pandilla.

Cuál es el objetivo de desviar lo que realmente pasó, no le encuentro sentido, pues ya se sabe cómo es Tyler.

—¿Tú lo mataste? —inquiero hacia él.

Sigue mirando a Hanna con un odio que destila de sus ojos.

—Claro que lo hizo él —responde Hanna—, le propinó veinte puñaladas con la misma navaja que intentó matar también a Ben.

Él deja de mirarla para fijar sus ojos en mí, no demuestra ninguna emoción si la está sintiendo, pero sé que está esperando alguna reacción negativa de mi parte.

Sinceramente, a veces me resulta intimidante, cada secreto que tiene es peor que el anterior, con tan poca edad, ha hecho cosas tan siniestras que me da escalofríos. Y me sorprende que siendo tan impulsivo no lo hayan arrestado por los crímenes que ha cometido, seguro las influencias de su abuela y padre tienen que ver con eso.

El dinero limpia muchos expedientes.

Mi atención se va en Ben que acaba de bajar de su auto y comienza a acercarse a nosotros.

Se ve enojado, y cómo no lo estaría si sus lugares de trabajo están en cenizas y escombros, verlo así hace que haya valido la pena lanzar el encendedor. Cuando está por llegar hacia Tyler, me coloco frente a él impidiendo que pueda tocarlo.

—¿Qué haces? —inquiere, esta vez no disimula su tono frío hacia mí.

—¿Qué haces tú? —miro su mano con el arma.

—No me importaría dispararte ahora mismo —afirma, apuntándome con él.

Siento la mano de Tyler tomarla la mía para hacerme a un lado, pero me zafo de su agarre para plantarle cara al idiota frente a mí.

—A mí tampoco me importaría hacerlo contigo.

Mis palabras lo dejan sorprendido, su ceño se frunce mientras baja el arma otra vez.

Ni siquiera sabes disparar un arma.

Cállate.

—¿Tanto te está corrompiendo Tyler? —me mira con una sonrisa sin gracia.

—Te equivocas, Benjamín —sonrío también hacia él—, yo siempre lo he estado, el que no te hayas dado cuenta es diferente.

Su semblante vuelve a ser serio, miro a su madre que también me está mirando con ambas cejas alzadas. Seguro creían que era una estúpida más, la cual pueden engañar y lastimar sin sufrir las consecuencias.

—Engañar al que engaña es el doble de interesante —recito, sin dejar de mirarlo con una sonrisa.

—Sabía que escondías algo —me señala con su mano libre—, maldita sea, sabía con certeza que tú no eras solo la pequeña Natasha... eres un demonio más disfrazado de ángel, y me quito el sombrero por lo bien que te ha salido.

Me siento orgullosa por ello.

Gracias, gracias.

Reconozco que lo he hecho bien, pero qué puedo decir, los pensamientos engañan al igual que las fachadas.

Así no era.

No importa.

—Bravo —habla su madre, dando unos pequeños aplausos—, admito que me has sorprendido.

Los secretos de Tyler HendersonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora