Capítulo II

47 16 12
                                    

Capítulo 2

Catherine

Daysi llega antes de la hora acordada, tocando la puerta de forma bestial y pidiendo entrar como si del fin del mundo se tratara.

Abro la puerta ante la insistencia de ella quien, cargando con varias bolsas, me da una sonrisa maquiavélica antes de esquivarme y entrar a mi pequeño apartamento.

—¡Espero y te hayas bañado! ¡Traje varios vestidos que no me sirven y que en ti se verán de puta madre! —exclama tirando las bolsas sobre mi cama y procediendo a sacar vestido tras vestido.

Mi pequeño apartamento, propio de la residencia de estudiantes, no equivale más que una pequeña habitación cuadrangular con suficiente espacio para una cama individual, escritorio, armario y una puerta que da al baño. Lo justo e indispensable para estudiantes que no desearon compartir espacio con otro.

—Me bañé —respondo sentándome en la esquina de la cama, con cuidado de no sentarme sobre algún vestido—. Te vez increíble.

Daysi lleva puesto un vestido negro que resalta su piel canela y que marca cada curva de su envidiable cuerpo, terminando con unos tacones plateados de aspectos mortales. Se había ondulado el cabello haciendo que caiga en ondas sobre sus hombros y se había maquillado apenas lo suficiente para darle un aire matador e irresistible.

No es que lo necesite. Daysi porta ese tipo de magnetismo que atrae a cualquier hombre.

—Gracias, pero mi misión esta noche es que tú te veas mucho mejor, por eso... toma, pruébate este.

Me lanza un vestido amarillo con vuelos en los hombros. Al instante hago una mueca disgustada y lo aparto a un lado. Detesto ese color.

Daysi lo nota porque asiente y rápidamente coge otro.

—Bien, señora inconforme, éste te quedará mejor.

Tomo el vestido rojo que me extiende y mis cejas se alzan porque me llama la atención.

—¿Te quedaras mirándolo toda la noche? ¡Muévete que el tiempo es nuestro enemigo y debemos llegar temprano si queremos conseguir las mejores pollas!

—¡Daysi, por favor! —exclamo, abochornada por su elección de palabras pero me levanto y me apresuro a cambiar mi camiseta y pantalón de pijama por el vestido.

—¡Y espero te hayas depilado ese coño, amiga! ¡No iras con el amazonas allí abajo!

—¡Days! —Daysi, ajena a mi consternación, solo se carcajea apurándome a vestirme.

Negando con desaprobación, me pongo el vestido que, para mi sorpresa, me queda.

Y no solo eso.

Me queda, como dijo Days, de puta madre.

—¡Oh, joder! —grita ella saltando a mi lado cuando me paro frente al espejo—. ¡Creo que acabo de excitarme nada más verte!

—Me gusta —digo, no queriendo exaltarme de nuevo por ella mientras inspecciono mi reflejo.

El vestido es de satén y se ajusta a cada curva de mi cuerpo llegando a la mitad de mis muslos, de escote corazón bajo que hace que mis pechos se alcen dando una buena vista, unas finas tiras lo sujetan a mis hombros. Me siento sexy en él, como pocas veces acostumbro a sentirme y eso me pone feliz.

—Venga, supermodelo —apresura Daysi tomando su estuche de maquillaje—. Solo unos retoques y nos vamos —da un brinquito de alegría que me hace sonreír también—. ¡Esta noche va a ser increíble!

 ¡Esta noche va a ser increíble!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Un  acuerdo a escondidas (+18) PRÓXIMAMENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora