Un acuerdo a escondidas (+18) PRÓXIMAMENTE

Capítulo III

Capítulo 3.

Catherine

Sin saber qué hacer o qué decir, lo miro. Ojos azules mirándome a través de aquella máscara que no hace más que potenciar mis nervios cuando ladea la cabeza y aquella boca carnosa emboza una sonrisa ladina.

Sus botas avanzan hacia mi haciéndome retroceder hasta que estoy pegada a la pared, atrapada entre esta y su cuerpo a apenas centímetros de distancia del mío.

—Estás temblando —su voz se escucha baja y su aliento acaricia mi rostro haciéndome jadear.

Su aroma a sándalo me inunda y siento como ondas de calor invaden mi torrente sanguíneo esparciéndose por mi cuerpo hasta quedar centrada en mi vientre. Lo miro a los ojos.

—E-esto... no es como crees —tartamudeo sin saber muy bien a qué me refiero.

Él inclina la cabeza haciendo que su cabello ondulado roce mi frente y su nariz toque con la mía. Mi pulso se dispara ante su cercanía. Nunca había tenido a nadie tan cerca de mí y que sea un cuerpo masculino como el de este tipo solo hace que mis mejillas ardan y la extraña sensación y deseo de ser tocada por él me asalten.

—¿Ah, no? ¿Entonces no quieres experimentar conmigo? —hay un dejo de burla en su tono.

Doy un respingo, sorprendida, cuando siento el repentino agarre de sus manos en mi cintura, sus grandes manos amasando mi carne a través del vestido sintiendo su toque cálido, firme y posesivo. Respiro con fuerza.

—Es que.. yo...

Estoy cautivada, fascinada por el magnetismo que parece poseer, que me hace sentir atraída a su mirada, sentirme ansiosa por su toque cuando desciende rosando sus labios contra los míos, que se abren involuntariamente, esperando por él.

—Qué mal —dice, mirando mi boca—, porque te ves lo suficientemente bien como para comerte.

No supe quién inició el beso, lo único que sé es que estuve por decir algo, lo que sea, antes de que esa boca se estrellara con la mía, su lengua abriéndose paso a través de mi boca, invadiéndola. Me besa duro y profundo y gimo cuando su sabor a menta explota en mis papilas gustativas.

Mi espalda se arquea y pego mis pechos a su duro torso, sumergida en las sensaciones que me trasmite. Sus manos se aprietan en mi cintura hasta el punto del dolor pero no me importa, simplemente y desconociendo mi accionar, envuelvo mis brazos en sus anchos hombros y ladeo la cabeza. El gruñe un gemido satisfecho mientras me estrecha contra él y profundiza el beso, volviéndonos un amasijo de labios, mordidas y dientes chocando.

Un cosquilleo de placer recorre mis pechos endureciendo mis pezones que no dudo en frotarlos contra su pecho desnudo.

Me aparto cuando el aire empieza a faltarme, mareándome por su cercanía al verlo jadeando en la misma situación que yo.

Nos miramos, y apenas tengo un lapsus de cordura donde me sorprendo de lo que estoy haciendo. ¡Acabo de besar a un tipo que ni conozco! Y no solo eso, sino que me frote contra el sin vergüenza como una gata en celo, la cual justo ahora siente un grado de excitación que no había experimentado nunca.

Pero, siendo apedas un lapsus, este se escapa cuando escucho un gemido bajo y masculino escapar de la garganta del hombre frente a mi antes de volver a agarrarme y besarme.

No lo dudo. Le correspondo.

Me arrepentiré de esto en la mañana.

Probablemente. Pero por primera vez, quería desinhibirme y saber lo que se siente el toque masculino más allá de sostener su mano. Quiero aprovechar ahora que no soy la Cat cuerda y responsable y que solo soy... Catherine, la chica que desea que este tipo la toque en lugares que nunca nadie lo ha hecho.