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— Settrigh suelta a Aphelios... no te lo voy a repetir —dijo la señora haciendo que el agarre en mi muñeca desapareciera, dolia un poco por lo que me sobe aquella parte.—Yo quite esos absurdos requisitos.

—Per-

—Nada de peros, es mi negocio y yo decido que hacer con el —La tensión entre los dos vastayas aumentaba al igual que sus olores y por lo tanto la rapidez en la que guardaba las cosas, debía salir lo antes posible.—Se que te preocupas por tu mamá... pero tienes que entender que Aphelios es un excelente compañero.

Finalmente terminé y me limpié las manos en el mandil, desviando mi mirada al piso, al parecer la tensión había durado poco y los dos vastayas habían hecho las pases.

— Ya... acabe — aclaré, tratando de ver solo a la señora.

—¿Tu solito? —cuestionó  la señora sorprendida, mientras ambos vastayas volteavan a confirmar que todo ya estaba listo para irse.— ¿Ves mi querido Settrigh? Aphelios es un perfecto ayudante.

Después de un silencio casi eterno acompañado de una mirada intensa por parte del pelirrojo que por supuesto evadi, aquel hombre musculoso comentó:

— Supongo que esta bien.

Tanto la señora y yo suspiramos aliviados,hasta que escuchamos que aquel pelirrojo agregaba:

—Por ahora.

Haciendo que me tensará otra vez, pero, no todo era malo, ya que, la preocupación de tal vez perder la última oportunidad de trabajar y por lo tanto pagar las pastillas de Alune, me había quitado el hambre sin dudar, aunque el olor que emanaba aquel hombre seguía siendo delicioso.

— Ya veremos si aguantas más de dos días pequeñín —Volvio a comentar con, ¿burla? Mientras se me acercaba como si fuéramos amigos de hace años, rodeandome con su brazo, despeinandome un poco con su mano sobrante.

—Me alegra que ya lo aprecies mejor Settrigh —mencionó su madre con una sonrisa mientras sacaba las llaves de un cajón del mostrador.—Solo falta... bajar la cortina.

Y como si de una orden se tratase aquel vastaya se dirigió hacia aquella pieza y la bajo de un tirón.. y no es por admirar su gran"fuerza", pero, esa cortina era fuente de mis pesadillas en solo los dos días que llevaba, ya que era difícil tanto de subir como de bajar, pero, aquel hombre la habia bajado como si de papel se tratase.

— ¡Perfecto! Siempre tan fuerte mi cachorro —dijo la señora mientras tomaba a su descendiente de la mejilla en un gesto de cariño.— Ahora si, vámonos...

La vastaya abrió la pequeña puerta camuflajeada del local y todos entramos a la casa.

— Gracias por el duro trabajo de hoy—mencione mientras hacía una ligera reverencia a nada de abrir la puerta para salir.

— ¿No te quieres quedar a cenar, cariño? —ofreció la pequeña señora con una sonrisa.

—¿Eh? —Se quejo el vastaya más alto ganándose una mirada de silencio de parte de su madre.— Pero ma...

—No, lo siento. No quiero ser descortés , pero mi hermana ya ha de estar muy preocupada —contesté, era en parte verdad, pero, también necesitaba tomar una de las pastillas lo más pronto posible.

—Aw es una pena, pero esta bien, toma esto en cambio por favor —mencionó aquella mujer dándome la misma cajita de hace unas horas antes.

— Ah.. yo .... —Estaba apunto de recibir la caja, cuando sentí la mirada intensa del pelirrojo que, aunque evitará, parecia que me llamara.— Y-o lo siento, no puedo aceptarlo. Le pertenece a su hijo ¿No es cierto?

Incubus ~SettpheliosWhere stories live. Discover now