𝒥𝒶𝓇𝒹í𝓃 𝓈𝒾𝓁𝑒𝓃𝒸𝒾𝑜𝓈𝑜 ━ Robin Arellano.

5. A m o r t i g u a c i ó n.

Alessa rezaba internamente, la tensión era muy alta, el rubio abrió ambos ojos como grandes platos llevándose las manos a la cabeza sin creer lo que había ocurrido. Los dos amigos de vance se miraron entre sí con una muy clara idea de lo que ocurriría a continuación, se echaron hacia atrás lentamente, uno de ellos tenía aún sus manos en los hombros de la peli negra, así que la jalo junto con él, dándole camino al diablo andante, quién se giró a los dos culpables de su pérdida, ambos temblaban del terror.

—Ustedes... —dijo entre dientes— me hicieron perder... —alessa sentía toda la adrenalina en su cuerpo, con el corazón latiendo muy rápido.

Zoé volteó en dirección a su amiga, reincorporándose de su lugar dejando la revista que tenía en sus manos, una mujer del otro lado del mostrador suspiró pesadamente. Cuando vance se acercó a los niños con pasos pesados, ella se apresuró a interferir.

—¡Vance hopper! —le gritó y este se detuvo en seco— ¡te he dicho que no quiero problemas aquí! ¡Una más, y te echaré de Ellison!

Ambos se miraron fulminantes, vance apretando los puños y la mandíbula conteniendo la ira, alessa sé sintió un poco decepcionada pero sabía que era mejor evitar una riña con dos pobres inocentes sólo por la rabieta de un grandulón que no sabe como perder. Pero cuando veía al rubio, parecía que en cualquier momento todo se iría a la mierda, su cuerpo temblaba y eso no le parecía algo normal, sin embargo, vance retrocedió hasta los tres, dándoles una mirada asesina a los niños. La mujer parecía ser la dueña del lugar o algo por el estilo, eso intuía Alessa, gentilmente se acercó a los menores y les ayudó a recoger el desorden que habían hecho.

Pronto Zoé se acercó a Ale, le tomó del brazo y la separó del trío— ¿estas bien? —la peli negra asintió— ¿qué parte de no te acerques a vance no entendiste? —volvió a cuestionarle pero su amiga no podía reprimir la sonrisa de emoción que tenía, lo que hizo que Zoé rodara los ojos— eres imposible... creo que es mejor que nos vayamos —ambas salieron de la tienda con un suspiro de tranquilidad, todavía habían varios jóvenes afuera, así que se sentaron en la banqueta frente al ventanal del local. Abrieron la bolsa de papas y comieron, pudieron notar una buena música veraniega en la pequeña radio que unas chicas tenían, así que el ritmo poco a poco se apoderó de las dos, Zoé ladeando la cabeza y alessa moviendo el pie al compás del ritmo— sabes, por un momento pensé que te habías metido en problemas —se rió de sólo pensarlo y la otra le sonrió— le hubiera pateado el trasero a ese bastardo —la peli negra entre cerró sus ojos mirándola, pensando lo irónico que sonó eso—, ¡de acuerdo!, no podría hacer eso.

Se rieron al unísono y no pudieron evitar mirar a dos chicos que hacían skate en la calle, Zoé pareció reconocerlos y los saludó con un ademán— ¡¿Cuándo volvemos a practicar?! —le preguntó uno en voz alta para que ella escuchara.

—¡Luego no te quejes si te busco todo el verano anthony! —le respondió y el chico sólo sonrió, siguiendo con lo suyo— ¿has hecho skateboarding alguna vez? —se dirigió a alessa y esta negó— debería intentarlo, es muy divertido, pero sabes, si me lo preguntas prefiero el patinaje tradicional, ¡Oh, ya se, hay que ir al parque de patinaje, créeme el ambiente es muy bueno!, te prestaré los míos y te enseñaré, mi hermano y yo solemos ir cuando estamos muy aburridos, podemos ir los tres juntos —ale se emocionó por eso y sonrió asintiendo—, ¡genial!, al menos algo bueno salió después del incómodo rato que ese idiota de vance nos hizo pasar —se rió pero alessa no lo hizo.

—¿A quien diablos llamas idiota? —se escuchó detrás de la castaña y a esta se le heló la sangre.

—Yo y mi bocota —susurró Zoé, ale se mordió el labio para no reírse y evitó hacer contacto visual con él— ¡Vance, que milagro!, ¡Hace rato que no te veía por acá! —se giró a él y fingió una sonrisa.