𝓬𝓱𝓪𝓹𝓽𝓮𝓻 𝓸𝓷𝓮

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Náuseas, malestar. Así empiezan las mañanas de Louis Tomlinson desde hace unos meses.

La mayoría de las veces no va a más de un pequeño mareo. Cuando abre los ojos y la luz le molesta, y lo hace parpadear, ahí es donde empiezan los primeros mareos matutinos. Normalmente no pasa a más de eso, pero para casos extremos Louis tiene una papelera al alcance de la mano por si aquel malestar aumenta con creces en cuestión de segundos.

Solo había tenido arcadas en dos ocasiones, desde entonces no ha vuelto a sentir ganas de vomitar. Liam ha insistido en dormir en la misma habitación que Louis durante, al menos, una semana. El omega aprecia mucho que su buen amigo Liam se preocupe por él, como cuando eran unos niños. El problema es que el omega ya se siente como una carga económica para Liam, y no está dispuesto a dejar que su amigo malgaste horas de sueño para cuidarlo por las noches.

Además, podría arriesgarse a vomitarle a Liam en la cara. Su amigo alfa no tiene ningún problema con eso, entre ellos se han sujetado las cabezas para vomitar en el baño después de una alocada fiesta, pero eso es el pasado. Algunas cosas han cambiado, demasiadas para el gusto de Louis, y nada es igual.

Se despierta como todos los días, con el cuerpo adolorido y la cabeza pesada. Sus sienes están tensas y de vez en cuando siente punzadas ahí, inconscientemente se lleva una mano a la cara e intenta hacer presión para calmar el dolor.

Es un intento inútil.

Liam se levanta antes que él y le deja un vaso lleno de agua con una aspirina al lado. El trabajo tiene a Liam bastante ocupado, con un sueldo de abogado debe mantener a tres personas.

No hay ningún error matemático en la operación. Son tres personas las que viven en ese apartamento.

Con su otra mano, Louis tantea la pequeña mesa auxiliar y sus dedos rozan la aspirina. Cuando el mareo deja de cegarlo puede girarse para coger la pastilla y tragarla con un sorbo de agua.

Respira hondo y lo suelta todo por la boca. La cabeza le va a explotar cualquier día de esos.

Se incorpora en la cama y con los dedos desata la correa de cuero que tiene atada al tobillo. Repite la misma rutina que todos los días: se desata el tobillo derecho y desenchufa el viejo altavoz de la habitación.

Se levanta de la cama. La habitación sigue bastante oscura porque por las mañanas la luz lo molesta demasiado y le hace tener jaqueca matutina, así que Liam es bastante considerado y mantiene el apartamento a una oscuridad aceptable.

A Liam no le importa hacer eso, pero al novio de Liam sí.

Aunque la luz no es la más efectiva, Louis conoce de memoria los cerrojos. Desbloquea los tres, de abajo hacia arriba. Es un mecanismo de seguridad, Liam es el único que tiene una copia de la llave de cada uno de los cerrojos y puede abrir desde el exterior.

Cuando la puerta ya está abierta y los cerrojos sueltos, Louis se detiene antes de avanzar hasta el salón. Vuelve a la habitación, aliviado porque no se le ha olvidado la última cosa que debe hacer.

Con el rotulador verde, pinta una raya sobre el tablón de pizarra que hay colgado en la puerta del armario. Tiene un título garabateado, bastante antiguo, que dice claramente 'Días sin incidentes'. Liam lo ayudó a dibujarlo, su pequeño rayo dibujado en una de las esquinas es su firma de artista.

Satisfecho, puede empezar su día.

El apartamento está en silencio, es una de las principales normas de allí. Cuando es por la mañana se evita hacer mucho ruido porque Louis ha llegado a colapsar en el suelo por los dolores de cabeza. El omega se rasca el brazo con inquietud al recordar ese día. Liam se asustó bastante, demasiado diría él.

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⏰ Última actualización: Aug 23, 2022 ⏰

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