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Para Kim Seokjin era irónico el hecho de que la única vez que alguien se había ofrecido a acompañarlo a uno de esos tontos eventos de socialité que tanto aborrecía el pelinegro, era precisamente para conservar el estatus y lujos que el arduo trabajo de Jin le habían brindado a Kim Taehyung y Jung Hoseok (entre otros).

Los tres hombres habían sido invitados a la gala en honor al nuevo director del complejo KMJ. Era un privilegio al que solo los directores de las mejores empresas del país tenían acceso, y gracias a todo lo divino, K&JFish era una de ellas.

K&JFish era con orgullo una empresa destacada en el sector pesquero, los años y años de operación que sus fundadores invirtieron en el negocio los llevó a ser renombrados en el rubro. Sin embargo, comparado en el gran panorama de las cosas, la compañía familiar apenas si entraba en el Top 50 de Grandes Empresas del país.

Caso totalmente contrario al grupo KMJ, quienes siempre rondaban con recelo el Top 5 año tras año.

Era por eso que el simple hecho de ser invitados era ya un privilegio. Aquel sería sin lugar a dudas uno de los eventos de la socialité coreana más cruciales del año, y estar presente otorgaba una ventaja enorme para los concursantes de aquella eterna competencia llamada "negocios". Con un nuevo capitán al frente, era obvio que todos los tiburones financieros querrían entablar una buena relación con el nuevo líder.

Todos incluyendo a Kim Seokjin.

A la fiesta en el salón de un lujoso hotel llegaron los 3 hombres que representaban a K&JFish. El mayor de ellos, la cara más conocida entre los empresarios, Kim Seokjin, vestía un tradicional traje negro hecho a la medida con una camisa del más tenue de los azules. A su lado izquierdo, el hermano menor Kim Taehyung, desfilaba un pantalón, camisa y chaleco de un color negro impecable y sobre sus hombros descansaba una larga gabardina azul a juego con Seokjin. Finalmente, Jun Hoseok, casi un primerizo en esa clase de eventos, utilizaba una camisa vaporosa blanca con varios holanes en el cuello y mangas amplias que se movían a cada paso que daba, un delgado listón azul hacía un moño perfecto en el centro de su pecho y unos pantalones negros hasta la cintura amoldaban a la perfección sus piernas.

Pocas personas prestaban más que una simple mirada en ellos al pasar, pero esas pocas personas bastaban para hacerles sentir incómodos. No eran simples miradas (comentando acerca de lo que usaban o si habían llegado tarde). No. La sensación era otra. Estaban siendo observados.

Juzgados.

— ¿Por qué nos miran? —Preguntó Taehyung, intentando inútilmente esconderse detrás de su hermano.

Seokjin resopló con molestia.

— ¿Será porque uno de nosotros tiene un escándalo activo que involucra drogas y prostitución? —Dijo con sarcasmo, buscando alguna cara conocida para comenzar a mezclarse con la multitud—. Tal vez se preguntan cuán sinvergüenza debes ser para mostrar la cara.

Taehyung frunció el ceño, sintiendo un ligero rubor en el rostro. No era como si él desease estar ahí tampoco. En cambio, lo que sí deseaba hacer era intentar hasta lo imposible para salvar su vida tal y como la conocía hasta aquel día, y eso incluía seguir el estúpido plan de su hermano mayor.

— Chicos, hay mucha gente... ¿Cómo hablaremos con el nuevo CEO? ¿Será que esta idea en verdad puede funcionar? —Preguntó Hoseok, mirando con asombro las ostentosas decoraciones de la habitación y los elegantes ropajes de los invitados.

— Funcionará —aseguró Jin, aunque ni él mismo se encontraba convencido de lo que decía (pero alguien debía liderar el camino antes de caer en la locura).

¡Kim Seokjin!

La voz cantarina de una mujer rubia llamando a Seokjin interrumpió la plática del alto pelinegro con sus subordinados. El presidente de K&JFish sonrió ligeramente al notar a una conocida mujer vestida en un elegante traje blanco acercándose hasta él, emocionada como siempre y siendo perseguida por su fiel compañera castaña.

Guerra. [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora