Recuerdo Recorfortante

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Abrió los ojos cansados, y vio de manera borrosa el techo oscuro, luego de eso, sus oídos empezaron a reconocer los sonidos a su alrededor, aunque todos parecían susurros.

Y finalmente, fue capaz de volver a sentir su cuerpo; un dolor punzante apareció en el lado derecho de la cabeza, y la sensación de que estaba en peligro, logró hacer que finalmente pudiera despertar por completo.

Sin dudar se sentó sobre la cama en la que se encontraba, preocupado, al recordar que se había golpeado con quién sabe qué, en una cueva cuando estaba explorando con Juan y Luzu.

Sin embargo, su preocupación se esfumó por completo al darse cuenta que justamente, estaba en la habitación del último mencionado.

Miró a su alrededor; objetos y demás cosas bien organizadas y cofres de oro.

La habitación estaba perfectamente iluminada por el sol de la mañana que emitía rayos de luz y traspasaban el ventanal completamente simétrico y adaptado al lugar.

El suelo, de color rojo sangre combinaba a la perfección con las sábanas que cubrían la mitad de su cuerpo en ese momento. Al darse cuenta de esto no dudó en quitarse las sábanas de encima, y no supo por que, pero se alivió de traer la ropa puesta.

Sigue mirando alrededor hasta que su vista cae en la puerta, que se encontraba abierta, y en el marco se encontraba Luzu de brazos cruzados observándole quién sabe cuanto tiempo.

-Preferí no ir más allá y sólo atender las heridas superficiales-, dice el castaño entrando a la habitación apenas conectó miradas con el otro. -Dudo que tengas más heridas, pero te sugiero que en casa revises mejor tú cuerpo-, dice, a lo que el contrario simplemente parpadea varías veces confundido.

-¿Qué sucedió?-, pregunta a lo que el mayor simplemente niega con la cabeza.

-Te trospezaste, y te diste un terrible golpe en la cabeza. Pero no te preocupes, ya atendí la herida y ya hace mucho que el sangrado se detuvo, quizás en una semana o menos se curará-, responde con tranquilidad, pero eso no era suficiente para el chico, quién al escuchar lo de la cabeza había tocado de inmediato la venda que cubría su frente, dándose cuenta, por medio del tacto, que había sangre reseca en ella.

-¿Sólo eso fue grave?-, pregunta apartando sus manos de las ventas y empezar a tocar sus brazos en busca de más heridas.

-Ya te dije, sólo atendí lo superficial-, repite cruzándose de brazos. -¿No escuchaste?

-Ah sí sí, perdón...-, susurra confuso, para después ver sus manos, llenas de rasguños, como siempre. -Es que, no sé, mis recuerdos me dicen que pasó algo más grave...-, dice por lo bajo a su vez que imágenes borrosas llegan a su cabeza. -Pero creo que solo es por el golpe, no importa-, le resta importancia y simplemente se levanta de la cama, dispuesto a arreglarse para irse, más Luzu le toma de los hombros y lo obliga a sentarse en la cama de nueva cuenta.

-Creo que es mejor que te quedes en mí casa-, dice antes que el azabache empezará con las preguntas. -Es más seguro, además, sí bien atendí la herida y ahora esta mucho mejor, no se con claridad cuánto daño te hizo...-, explica. -Se que no te gusta que los demás te andén cuidando, pero porfavor, hazme caso por lo menos esta vez Quackity, y quedate en mí casa-, dice alejándose un poco del menor.

El chico procesa lo que dijo el mayor y luego suspira. -Esta bien.

Luzu sonríe. -Perfecto-, dice asintiendo. -Por cierto, había llamado a un médico del pueblo, así que vendrá dentro de unas horas...-, menciona sentándose en la cama. -Mientras esperamos, ¿Quieres algo de tomar, de comer...?

Quackity niega con la cabeza lentamente a su vez que su vista cambia del castaño a el paisaje que se ve a través dea ventana. -No, gracias. Estoy bien.

Pasan unos minutos de silencio entre ellos dos, un tanto incómodo, por cuál Luzu ya desesperado, simplemente abraza al chico, causando que este correspondiera sorprendido y confundido.

-¿Qué-

-Solo es un abrazo-, le interrumpe. -Tú siempre me das abrazos sorpresivos, ¿No puedo darte uno yo?-rie ligeramente, causando en él azabache una ligera sonrisa.

-No hay problema-, dice tranquilo correspondiendo el abrazo, causando que un sentimiento de calidez y su vez de tristeza se instalará en su pecho. -Puedes abrazarme cuando quieras Slime...-, susurra mientras cierra los ojos y abraza al castaño con fuerza, aferrándose a él cómo sí fuera el único lugar en el cual apoyarse en el mundo y el único en el cuál podía confiar.

Luzu por su parte, se había quedado completamente paralizado, por un momento se había querido apartar para preguntarle al menor de quién hablaba, pero luego recordó los gritos de dolor de la cueva diciendo ese mismo nombre y simplemente prefirió quedarse así.

-Luzu-, habla de la nada Quackity, causando que el castaño se tensara. -Necesito escribir una carta... ¿Tienes papel y pluma de casualidad?

Cartas Con Un Destino OlvidadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora