Libro dedicado a nuestro Golden Maknae: Jeon JungKook. Siete escritoras, siete shipps, siete historias; cada una inspirada en la música de JungKook.
Un libro con one shots escritos por y para celebrar el cumpleaños #25 de Kook.
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• libro...
La vida de Jungkook es negra, tan negra que está llegando a su límite.
La vida de Hoseok está llena de colores. Y cuando, al fin, ambos chicos intercambien palabra, estos colores explotarán por doquier.
¿Será una explosión lo suficientemente grande para colorear la vida de Jungkook?
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Una vez más, Jungkook se encontraba pensando sobre aquel chico de cabellos negros y enorme sonrisa brillante. Hoseok era como un sol arrogante, uno con unas hermosas manos frágiles y ojos brillantes. Jungkook sabía que estaba perdido mientras miraba a las personas pasar desde el asiento trasero del auto de su madre. Todo le recordaba a él. El alegre canto de los pájaros, los movimientos de las hojas de los árboles al ritmo del soplido del viento, el resplandor del sol.
Absolutamente, todo lucía como él y aquello lo molestaba en sobre manera.
—Ya llegamos, hijo —habló su madre desde el asiento del piloto y Jungkook sacudió su cabeza para despertar del sueño—. ¡Qué tengas un buen día, corazón!
El chico la miró con pocas ganas y le mostró una ligera sonrisa al responder:
—Tú también, mamá.
Al salir del auto y cerrar la puerta, su madre dejó de sonreír poco a poco. Ella lo notaba, Jungkook no era feliz, pero no sabía la razón y su hijo jamás se la diría.
Lo miró caminar con la cabeza gacha y su cabello era del mismo color que toda su ropa, negra, obscura. Hacía varios años que su guardarropa dejó de tener color.
Y esto encajaba con su repentino cambio de actitud. Jungkook ya no sonreía, ya no salía de su habitación, tampoco tenía amigos. Su madre tenía por la nota que una vez encontró en uno de los bolsillos de su pantalón.
"Siento como si ya no tuviera un motivo para seguir".
Y la nota era realmente ambigua, pero encajaba con muchas cosas. Ella intentó llevarlo al psicólogo, pero Jungkook rechazó la idea por completo, y al tener 19 años, no podía obligarlo a hacerlo.
Las razones de Jungkook eran poco claras en su cabeza. Sabía que su familia no era de dinero y su madre se vería en problemas con los gastos suyos y los de su hermano menor si hubiera aceptado que le pagaran un psicólogo. Su propio sueldo que conseguía trabajando en una tienda de helados apenas ajustaba para pagar su colegiatura de la universidad. El dinero siempre había sido un problema.
