¿Aceptas o te niegas?

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Naruto regreso.

Después de tres años fuera de su hogar, al fin regreso a la aldea. Solo le tomo 24 horas meternos en problemas.

No me consta, pero se que de alguna rara y extraordinaria forma, él está involucrado.

Kakashi sensei está frente a nosotros, los demás sensei siguieron su ejemplo al proteger a sus equipos, sin embargo, algunos como Neji y Naruto salieron de esa área de protección dada por sus maestros. Ya sean porque se sentían ofendidos o por ser atrabancados, como Naruto.

Nos tomo de sorpresa el darnos cuenta que no teníamos nuestras armas y que nuestro chakra apenas y estaba presente.

Los kages y sus discípulos no están para nada contentos con lo que está sucediendo. Pero ¿quién si lo está? Deberíamos de estar buscando la forma de salir o a los culpables de este encierro, en vez de estar echando culpas.

Volteo a ver a Shikamaru. Mi mirada debe ser muy pesada, pues voltea casi al instante. El solo niega.

— Esto es culpa de Konoha.

— Por favor, Kages, — dice Gaara, dando un paso hacia adelante — mantengamos la tranquilidad y paciencia.

— ¿La tranquilidad? — exclama el Tsuchikage indignado — Solo mira, son más ninja de Konoha que de cualquier otra aldea. Es más que claro que ellos han provocado esto. Nos quieren matar.

— ¿Qué motivos tendría la vieja para hacer esto? — le reclama un eufórico Naruto.

— Ganar territorio — dice la Mizukage de brazos cruzados.

— Bastante problemas tengo actualmente, como para querer hacer una guerra. — habla Tsunade-sama.

— Alguien nos secuestró — comenta el Raikage —. Alguien debe pagar por lo que se hizo.

Las quejas volvieron a hacer aparición. Los gritos inundaron la habitación.

Los Akatsuki no se han movido siguen en el mismo rincón desde que llegamos. Los niños, Hanabi, Konohamaru y su equipo, están siendo cuidados por el equipo ocho y nueve. Los discípulos de cada Kage están un paso detrás de su mentor, incluyéndome.

También están presentes otras personas, pero no reconozco a ninguna más que Orochimaru y Sasuke-Kun.

Jiraya está a lado de Kakashi- sensei. No ha comentado nada aún.

Cuando me desperté, creí que la villa estaba siendo atacada, fue un alivio darme cuenta que no era así, sin embargo... Por mis ancestros, ¿qué está pasando? ¿Por qué mi chakra está tan bajo? ¿Dónde están nuestras armas? ¿Dónde diablos estamos? ¿Quién nos trajo? ¿Cómo nos trajo? ¿Cómo vamos a salir de aquí?

Mi último recuerdo fue quedarme dormida en mi cama. En mi cuarto. En mi casa. En mi aldea.

El Reikage avanza dos pasos y la Hokage no se queda atrás. Un nombre alto, y que solo contesta en forma de rap, lo sigue, por inercia, Shizune y yo también seguimos a Tsunade-sama.

Está por comenzar una pelea de forma física.

Cinco metros. "Esto es malo".

Cuatro metros. "Esto es terrible".

Tres metros "¿Acaso ninguno recuerda que no tenemos chakra?"

Dos metros. "Deberían de ser como el Kazekage, intentar hablar. No resolvió nada, pero es mejor método que esto".

Un metro.  "Entren en conciencia, por favor".

Antes de seguir avanzando un objeto negro calló, ocasionando un ruido sordo. Toda la atención fue dirigida hacia lo que callo. Por primera vez, Akatsuki se acercó.

El objeto poco a poco se empezó a mover. Era una chica vestida de negro, de pies a cabeza. No se le veía ni un solo rastro de piel más que el inicio del cuello, su cara y levemente su cabello. Traía una capucha. Su tez. Su cabello. Su ojos. Es la definición de belleza. Y ese aire...

"Me recuerda a alguien" — pienso.

Nos ve por unos instantes. Su mirada va de uno a uno. Tomándose un tiempo más de lo debido con uno que otro.

— Dejen de pelear — hasta su voz es bonita, pero firme y dura, como si hubiera vivido más de lo que quisiera mostrar —. Fui yo quien los trajo aquí.

— Mocosa insolente — le dice el Reikage — ¿cómo te atreves...?

— Prometo que mis razones son buenas. — mira al suelo y sonríe levemente. Levanta la vista y mira fijamente al Reikage — Incluso, se pueden llegar a considerar nobles.

— ¿Y cuáles son dichas intenciones? — pregunta la Mizuksge desconfiada.

— Cambiar el futuro, o por lo menos modificarlo.

"¿Cambiar el futuro?... ¿acoso esta chica se cree un Dios?"

— ¿Quién eres, dattebayo? — le pregunta Naruto.

— Mi nombre no importa — dice tranquila.

— Yo creo que si — habla abruptamente Sasuke.

La sonrisa de la chica incrementa, pero no de forma coqueta, si no con ¿burla?

— Me llamó Samira.

— ¿Tus apellidos? — cuestiona ahora el Kazekage.

— Prefiero omitirlos — esa sonrisa definitivamente es falsa.

Volteo a mi alrededor. No se en que momento, pero todos estamos formando un círculo perfecto, dejando atrapada a Samira, pero ella se ve tan relajada, como si no le importara que sesenta personas la rodearan. O como si supiera que no representamos un peligro para ella. Como si supiera... que ella nos podría derrotar.

"¿A quien me recuerdas, Samira?"

— Hace un momento dijiste que quieres cambiar el futuro — la encara Shikamaru — ¿A que te refieres?

— Odio las mentiras. Y durante la Historia Ninja, han existido demasiadas — las mangas de su capucha se arrugan—. Quiero cambiar eso.

— ¿Por qué deberíamos de creerte? — pregunta Kakashi-sensei.

— Porque soy la única que sabe la verdad.

Esta vez nadie dice nada. El ambiente sigue estando tenso, pero por lo menos no tanto como en un inicio.

— ¿Como piensas cambiar el futuro? — cuestiona el Tsuchikage

Su sonrisa se tornó macabra.

— Mostrándoselos.

Reaccionando a futurosWhere stories live. Discover now